Gente buena que dejó su tierra para ayudar a personas de otro país
Los siete japoneses que murieron durante el ataque terrorista en un restaurante en Bangladesh el viernes pasado trabajaban en proyectos de infraestructura en la capital, Dacca. Eran personas que contribuían al desarrollo del país.
El mayor era Hiroshi Tanaka (80), un antiguo empleado de Japanese National Railways y experto en trenes que antes de viajar a ese país le comentó a su hermano que “deseaba trabajar duro por el pueblo de Bangladesh”, reveló Mainichi Shimbun.
El domingo, parientes y amigos se reunieron en su casa en Yokohama, donde lamentaron su trágica muerte.
Su hermano Takashi (Tanaka era el mayor de siete hermanos) lo recordó como alguien “bueno” y al que respetaba como hermano mayor. La última vez que lo vio fue el 12 de mayo para celebrar sus 80 años.
“Es simplemente terrible que haya sido atacado así cuando él había estado trabajando tan duro y seriamente», dijo.
Hiroshi Tanaka, que había sido contratado por la consultora Oriental Consultants Global para apoyar el desarrollo de la red ferroviaria de Bangladesh, tenía experiencia llevando sus conocimientos a otros países asiáticos. Católico devoto, participó en proyectos para exportar tecnología ferroviaria japonesa a economías emergentes como Vietnam, Malasia y Myanmar, detalló Asahi Shimbun.
Un amigo de Tanaka, Akifuyu Nakamura, católico como él, reveló que a pesar de su apretada agenda, el experto en trenes reservaba tiempo para dedicarse a actividades religiosas, como conferencias dirigidas a cristianos recién iniciados, y dar clases de ciencias a niños.
Otra de las víctimas, Yuko Sakai (42), ya tenía experiencia participando en proyectos de desarrollo en el extranjero, pues en 2001 había viajado a Marruecos como parte de una organización de voluntarios japoneses en el exterior que apoya a países pobres. En Marruecos permaneció dos años.
Koyo Ogasawara (56), otra de las víctimas del ataque terrorista, fue recordado por Naoyuki Funamizu, profesor de la Universidad de Hokkaido. Ambos trabajaron juntos en proyectos de investigación.
Consternado por su muerte, dijo que Ogasawara había estudiado y trabajado en el extranjero, y que después había retornado a Japón para obtener un doctorado en ingeniería. Ogasawara era experto en el mantenimiento de plantas de tratamiento de aguas residuales.
Funamizu destacó el tesón de su amigo en el trabajo y su amabilidad como persona y docente.
Otra víctima, Makoto Okamura (32), trabajaba en proyectos de infraestructura principalmente en el sudeste asiático. Su padre Komakichi (71) reveló que su hijo tenía una novia que había conocido en el extranjero. Antes de viajar a Dacca con otros parientes de las víctimas en un avión del gobierno japonés, expresó su tristeza por lo sucedido mientras su esposa se quedaba en casa para preparar el funeral.
Las otras tres víctimas eran Nobuhiro Kurosaki (48), Hideki Hashimoto (65) y Rui Shimodaira (27). Gente buena que dejó su tierra para ayudar a personas de otro país y que tuvo un atroz final por culpa de la vesania terrorista. (International Press)
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