Expresidente uruguayo continúa promocionando su libro en Japón
El expresidente uruguayo José Mujica reconoció en Tokio que Ernesto «Che» Guevara, Barack Obama, Fidel Castro y, sobre todo, el poeta español José Bergamín son las personas que más le han impresionado a lo largo de su vida.
Mujica se encuentra en el país asiático promocionando la edición japonesa de «Una oveja negra al poder. Pepe Mujica, la política de la gente», de los periodistas Andrés Danza y Ernesto Tulbovitz, un libro biográfico dedicado a su trayectoria hasta el poder y durante su mandato, cuando coincidió con figuras como Obama y Castro.
La dilatada experiencia política del senador le ha permitido codearse con personalidades tan «impactantes» como el Che, según dijo; el revolucionario cubano, un «viejito» que todavía tiene la «cabeza muy clara»; o el presidente de Estados Unidos, con el que ha «discutido» en tres ocasiones.
«Me pareció brillante, y me pareció mucho más buena su cabeza que su gobierno. Porque los presidentes hacen lo que pueden, y en Estados Unidos es donde pueden menos», aseguró Mujica durante la presentación en Tokio del libro, publicado por la editorial nipona Kadokawa.
Pero el exmandatario destacó que uno de los hombres «más inteligentes» que ha conocido y que más le han marcado no es tan popular.
Se trata del escritor José Bergamín, «amigo del exilio español que se volcó en América», al que conoció en su juventud, durante el exilio del primero en Uruguay, donde se dedicó a la docencia.
«Fue alguien que me dejó alguna cosa que llega hasta hoy. Porque un buen profesor renace muchas veces en la cabeza y en el alma de sus discípulos», destacó el uruguayo, quien también señaló la importancia de instruir a los jóvenes para que no cometan «los errores del pasado».
Los japoneses «son la muestra viva de los dramas que la Humanidad tiene por delante», argumentó Mujica, para quien los humanos son una especie que «todavía vive en la prehistoria», de la que sólo saldrá cuanto renuncie a la guerra, «no antes».
«Tenemos la obligación de terminar con la locura de la guerra, de las conquistas y de las rapiñas entre los pueblos; y es posible que por un mundo mejor (los jóvenes) cometan los errores de su tiempo, pero nunca los horrores del nuestro», dijo señalándose.
Mujica, quien estuvo acompañado por su esposa, Lucía Topolansky, hizo gala de su característico pacifismo y se refirió con estas consignas a la escalada de tensión en el panorama internacional actual y el papel que juegan las grandes potencias en ella.
«Si la educación y la formación son ojo por ojo, quedamos todos tuertos», decía Gandhi, una máxima que Mujica hizo suya en Tokio para llamar a los jóvenes a que «luchen por un mundo como el que tienen los pájaros, en el que cada día que amanece cantan». (EFE)
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