Nadie creía que estos agujeros negros realmente existían y gracias al descubrimiento se pueden ver.
Alicia Sintes, la investigadora principal del grupo de la Universidad de las Islas Baleares (archipiélago mediterráneo) que ha participado en el descubrimiento de las ondas gravitacionales, aseguró que «es ahora cuando podemos empezar a ver cosas».
En declaraciones a Efe, Sintes se mostró «emocionada y alegre» por lo que supone este evento para la ciencia y la astrofísica, que en su caso supone, tras 19 años dedicada a ello, uno de los logros profesionales más destacables de su carrera.
La menorquina, cuyo marido, el también investigador Sasha Husa, fue uno de los que registró el código que descubrió las ondas gravitacionales, considera que tras el descubrimiento otros grupos de investigación españoles se acercarán más a este campo.
«Es ahora cuando podemos empezar a ver cosas, que realmente este es el instrumento que se había prometido que tendría el potencial de observar», aseguró Sintes.
Confesó que ninguno de los investigadores creía que en este primer periodo de observación «se podría ver nada». «Ha sido una gran sorpresa porque todos pensaban que la fuente privilegiada sería otra, parecida a ésta, pero otra», reveló la astrofísica.
Según Sintes, «nadie creía que estos agujeros de masas intermedias realmente existían y existen con suficientemente abundancia para poderlos observar», precisó.
La detección de las ondas gravitacionales el pasado 14 de septiembre y anunciada hoy ayudará a estudiar y entender los colapsos de agujeros negros o la fusión de estrellas de neutrones, entre otros eventos, destacó.
«Es un hecho histórico que se haya podido detectar por primera vez el efecto sobre la Tierra de estas ondas gravitacionales y abre por primera vez una nueva era de la astronomía, la de la astronomía gravitacional porque ahora tenemos una herramienta más para observar el universo», explicó la científica.
Se trata de un triple descubrimiento, precisó Sintes: «Por primera vez se detectan ondas gravitacionales en la Tierra, se observa un sistema compacto de agujeros negros, y la fusión de dos de ellos».
Lo que se observó aquel día fueron «décimas de segundo», pero suponían el impacto de 5,1 sigmas.
Para explicarlo en términos sencillos, la científica recurrió a una romántica explicación: «Había dos agujeros negros que están bailando enamorados, están uno al lado del otro, y en un momento dado se besan, se funden y en este momento impresionante generan una cantidad de energía, una potencia nunca vista como la del origen del universo, y esperamos que en el futuro veamos más agujeros negros bailando».
«Estamos escuchando el eco de este evento que pasó hace 1.000 millones de años», incidió Sintes. EFE
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