“Una grave afrenta al honor y la dignidad de un gran número de mujeres”, admite Tokio
Atahualpa Amerise / EFE
Corea del Sur y Japón alcanzaron el lunes un histórico acuerdo para zanjar la disputa de las esclavas sexuales coreanas reclutadas por el Ejército nipón en la II Guerra Mundial, un avance decisivo para reparar los lazos entre las dos democracias del nordeste de Asia.
El pacto, suscrito por los ministros de Asuntos Exteriores de ambos países en una reunión a puerta cerrada en Seúl, contempla las disculpas oficiales de Japón por los hechos acaecidos más de siete décadas atrás y una compensación económica a las víctimas, tal y como había exigido hasta ahora el Gobierno surcoreano.
Los dos vecinos han mantenido en los últimos 26 años fuertes choques diplomáticos debido a que Seúl exigía disculpas oficiales a Tokio, que por su parte consideraba zanjado el asunto con el tratado de normalización de relaciones de 1965.
Sin embargo, el canciller de Japón, Fumio Kishida, dio un giro de 180 grados a la postura de su Gobierno al expresar «profundas disculpas» por el daño causado a las mujeres coreanas víctimas de abusos sexuales por los soldados del Ejército Imperial nipón en la primera mitad del siglo pasado.
El episodio histórico de las esclavas sexuales «fue una grave afrenta al honor y la dignidad de un gran número de mujeres, y el Gobierno de Japón es dolorosamente consciente de las responsabilidades que esto implica», expresó Kishida en un comunicado conjunto tras la reunión con su homólogo surcoreano.
El canciller japonés también entregó al surcoreano, Yun Byung-se, una misiva del primer ministro nipón Shinzo Abe para pedir disculpas a las víctimas.
Abe expresó «sus más sinceras disculpas y arrepentimiento a todas las mujeres que fueron sometidas a inconmensurables y dolorosas experiencias y sufrieron heridas físicas y psicológicas incurables», según el comunicado.
En cuanto a la indemnización, el ministro de Asuntos Exteriores nipón anunció que Tokio se compromete a aportar 1.000 millones de yenes (unos 7,6 millones de euros) a un nuevo fondo de compensación que será gestionado por Seúl y se destinará a «honrar y restaurar la dignidad de las víctimas».
Este compromiso también se considera una victoria del Gobierno surcoreano, que había exigido multiplicar por diez la cifra de 100 millones de yenes (unos 760.000 euros) ofrecida inicialmente por el ejecutivo de Shinzo Abe.
Tokio también exigió la retirada de la estatua de una niña colocada frente a la Embajada de Japón en Seúl a modo de protesta, a lo que el canciller surcoreano respondió que «se esforzará para solucionar este problema de una manera apropiada».
En todo caso, el acuerdo alcanzado por ambos países servirá para resolver «de forma definitiva e irreversible» -según el comunicado- el conflicto de las esclavas sexuales, llamadas eufemísticamente «mujeres de confort», que era el principal escollo en las relaciones diplomáticas bilaterales.
Se calcula que unas 200.000 niñas y adolescentes -la mayoría coreanas- fueron víctimas de abusos sexuales por las tropas niponas, principalmente en China y la península coreana, desde los años 30 del siglo pasado y sobre todo al final de la II Guerra Mundial concluida en 1945.
La fricción entre Tokio y Seúl en torno a este asunto ha afectado a las relaciones bilaterales hasta el punto de que Abe y la presidenta surcoreana, Park Geun-hye, se han reunido una sola vez -el pasado noviembre- desde que ambos accedieron al poder entre finales de 2012 y principios de 2013.
En 1965 ambos países firmaron un tratado por el que Tokio concedió unos 360 millones de dólares al Ejecutivo de Park Chung-hee, padre de la actual presidenta surcoreana, para indemnizar a todas las víctimas de la colonización en general.
Tokio se había aferrado hasta el lunes a aquel tratado -que no mencionaba específicamente a las esclavas sexuales- para defender su postura de que el asunto estaba zanjado.
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Obviamente es un tema espinoso. Y una historia de rivalidad entre dos países no ayuda mucho. Todo lo contrario.
Los 200.000 es un número sin mucho fundamento. Se habla de entre 10.000 a 200.000 en total (en todos los teatros de operación de las tropas japonesas). Y que la mayoría eran japonesas. Las coreanas representarían un porcentaje muy bajo. Y de hecho era un trabajo. Se reclutó mujeres para ese menester. Y se les pagaba un sueldo, que era 10 veces mayor al de un soldado raso. Capaz hubo casos de mujeres que no supieran en donde se estaban metiendo. Y supongo algunos casos de reclutamiento por la fuerza.
Los burdeles para los soldados se crearon para que estos no anduvieran violando mujeres por ahí…. como suelen hacer los soldados de otros ejércitos. Agarren cualquier libro de historia.
De hecho, hubo muchas violaciones durante la ocupación norteamericana en Japón. Por lo que los japoneses tuvieron que organizar burdeles para las tropas de ocupación.
Japón hace décadas que viene tratando de saldar el asunto.
Son los surcoreanos lo que prefieren tener un arma para chantajear a Japón.
Pero parece que Estados Unidos puso un poco de presión sobre Corea…