El padre Yamanouchi invoca a vivir en comunidad durante la procesión del Señor de los Milagros de Yamato

El cónsul general del perú en Tokio, Jorge Jallo, lleva las andas del Cristo Morado en Yamato.

La procesión se realizó en el parque Hikichidai con restricciones por parte de las autoridades locales.

La imagen del Señor de los Milagros de Yamato salió en procesión este domingo 26 de octubre luego de superar varios inconvenientes con la consecución local, restricciones para la realización de la misa en el lugar que lograron conseguido y divisiones en el interior de la Hermandad de Cargadores, considerada hasta hace un tiempo como uno de los ejemplos de organización entre las iglesias católicas de Japón.


Desde 1996 en que la imagen salió en andas por prinera vez por las calles del distrito de Yamato, la procesión fue perdiendo espacios y ha ido rotando entre parques y el campo de una escuela católica de la provincia. Finalmente, las autoridades locales les cedieron la alameda del parque Hikichidai, pero con la advertencia de reducir al mínimo las muestras religiosas como la propia misa, no interrumpir el paso de los viandantes y la prohibición de venta de comidas y bebidas.

Aunque tras alguna insistencia los encargados municipales habían aceptado la realización de un breve acto de bendición, el mismo día de la procesión el padre Ángel Yamanouchi insistió explicando a un responsable japonés la historia y la trascendencia cultural de la imagen, tan importante que tenía presente, en ese mismo momento, al cónsul general del Perú, Jorge Jallo Sandoval.

«Le expliqué en japonés todo eso y accedió a la realización de una oración», dijo a International Press el padre Yamanouchi.


Superando todos esos obstáculos, unos 200 fieles acompañaron a la imagen en medio de muestras de profundo recogimiento mientras las saumadoras quemaban incienso y entonaban canciones alucivas.

Como cada año, llegaron delegaciones de cargadores de las hermandades de Hamamatsu y Kakegawa, de la provincia de Shizuoka, y se permitió que «civiles», hombres y mujeres que no hacen parte de la Hermandad, llevaran en hombros la pesada anda.

El recorrido duró aproximadamente dos horas y concluyó frente a la concha acústica del parque donde, como es tradicional, la imagen recibió un homenaje artñistico con marinera norteña, que esta vez fue bailado con encanto y salero por las hermanas Hiromi y Yuriko, y se realizó la bendición de niños ante el imponente lienzo del Cristo Morado.


Homenaje al Señor de mos Milagros con marinera peruana.
Homenaje al Señor de mos Milagros con marinera peruana.

EL LLAMADO A LA UNIDAD EN YAMATO

No obstante la feliz realización de la costumbre religiosa más arraigada entre los católicos peruanos, la procesión ha servido para reflexionar sobre los problemas en el interior de la Hermandad de Yamato y su cada vez más débil capacidad de convocatoria.


Aunque el padre Yamanouchi no lo dijo directamente, se ha querido ver en sus palabras pronunciadas durante la misa en el parque Hikichidai un llamado a la unidad, al respeto entre las personas, a ser más positivos y a vivir en comunidad.

«En la misa les he dicho (a los fieles) que se amen. Amaras a tu prójimo, amaras a Dios. Esto no es un reto ni tampoco un jalón de orejas. Es amar, ustedes pueden porque Dios les ha puesto el amor en el corazón», contó Yamanouchi que después de años ha retornado a dar misas en español en Yamato y a realizar trabajo de guía espiritual de los latinos de esa iglesia, en su mayoría peruanos, seriamente afectados por divisiones y aparentes desencuentros personales.

Yamato fue en algún momento una de las comunidades católicas más importantes de Japón, pero hoy está venida a menos.

«El deseo es que se forme comunidad, que sea bueno encontrarse. Esto se ha debilitado porque no se reúnen y otra porque cada uno piensa en sí y critica cuando uno no está de acuerdo. Muchas veces tienen más cosas negativas que positivas y ven solo en punto negro. Para superar eso hay que reunirse (siempre), para eso está la parroquia», reflexionó el sacerdote, que hoy centra su trabajo pastoral en la iglesia San Francisco de Asís en Hamamatsu, Shizuoka.

 

El padre Yamanouchi invoca a crear comunidad en Yamato.
El padre Yamanouchi invoca a crear comunidad en Yamato.

YAMATO FUE ANTES UN EJEMPLO

El peruano Carlos Minami, es capataz de la Hermandad del Señor de los Milagros de Hamamatsu, cuyos cargadores y saumadoras se hicieron presentes ayer domingo en Yamato para colaborar en la procesión.

Minami destacó con satisfacción el momento que viven los católicos latinos que asisten a la iglesia de San Francisco de Asís y que el pasado domingo 19 de octubre se reflejó en una linda procesión del Cristo Morado. «Estamos viviendo en comunidad por el hecho de compartir constantemente y estamos muy fortalecidos. Es un gran número de personas que participan cada semana en la misa y en diferentes actividades que realiza la comunidad católica. Los domingos deben estar acudiendo entre 100 a 200 personas. A la procesión llegaron unas 500», explicó.

Minami hizo votos para que la comunidad católica de Yamato resurja y recordó que Hamamatsu la tuvo como ejemplo y enseñanza.

«Tenemos una estrecha comunicación con la Hermandad del Señor de los Milagros de Yamato porque en realidad ellos fueron nuestros mentores. Ellos fueron quienes nos dieron el ejemplo y nos enseñaron a cargar porque muchas de las personas que habíamos venido del Perú nunca habíamos integrado hermandades. Digamos que son nuestros maestros. Es triste lo que está ocurriendo acá, pero este año hay la voluntad de reorganizarse para volver a ser lo que fueron siempre», concluyó Minami. (ipcdigital)

 Vea más: Fotogalería: Vea imágenes de la procesión del Señor de los Milagros de Yamato 2014

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