«…los hinchas dieron su veredicto: aplaudieron a Neymar, pero se quedaron coreando “Me-ssi, Me-ssi, Me-ssi…”, escribe Barraza.
Barsa-Athletic de Bilbao, Madrid-Atleti; seguramente los cuatro equipos más potentes de la liga más fuerte del mundo, esto último sin la menor duda. Los cuatro representantes españoles en Champions League. ¡Qué apetitoso mediodía de sábado…! En el aperitivo, el Barsa dio cuenta, con cierta solvencia, del cuadro vasco, ambos con sus colores cambiados en un detalle que no habrá pasado inadvertido al resto de España, sobre todo al Gobierno: Barcelona jugó con la Senyera, la camiseta amarilla y roja de Cataluña, justo dos días después que 1 millón 800 mil personas participaran de una manifestación en favor de la independencia. La marea humana pidiendo la separación de España se extendió por 11 kilómetros en las calles y barrios de Barcelona. Enfrente, el Athletic lució la verde con vivos rojos y blancos del País Vasco, otra región que pide ser soberana. Muy sugerente. Y en las tribunas del Camp Nou, banderas catalanas y un cartel con la leyenda “Serem Lliures” (seremos libres).
Abajo, en el césped, al nuevo Barsa de Luis Enrique le costó un Perú derribar el muro vasco. Al Athletic le pasó lo que al hombre: murió de confianza. En un momento se adelantó en el terreno, perdió la herramienta y lo tomaron de contra, justo Messi, y Messi con espacios es un fórmula uno en una avenida. Le sirvió un pase milimétrico a Neymar, bien profundo, para que el ex Santos definiera a voluntad. Cinco minutos después, Leo eludió a tres rivales en velocidad (con zurda por la punta derecha), se internó en el área y puso un maravilloso centro atrás, casi en el punto del penal, para que Ney concretara con sencillez y precisión. Los compañeros no sabían a cuál abrazar primero; los hinchas dieron su veredicto: aplaudieron a Neymar, pero se quedaron coreando “Me-ssi, Me-ssi, Me-ssi…”
El 26 de mayo de 2013 el Fútbol Club Barcelona anunció el fichaje de Neymar; se esperaba mucho de su unión futbolística con Messi. Por diferentes circunstancias (la adaptación del brasileño, el mal momento del Barsa, la ubicación de Ney demasiado pegado a la raya…) la sociedad nunca apareció, aunque se veía una fuerte empatía entre ambos. Pasaron casi 16 meses; el sábado se vislumbró, por fin, la dupla esperada. En la media hora que estuvo en cancha, hubo sintonía. Messi le sirvió dos goles con generosidad y maestria, Ney lo agradeció profusamente con demostraciones de genuino cariño. “En el fútbol no alcanza con jugar bien, el vestuario tiene que ser un grupo de amigos, así es como se empieza a ganar”, nos dijo un día Vujadín Boskov, famoso DT yugoslavo del Real Madrid, la Roma y otros clubes europeos. Luego, dos veces quiso Neymar devolverle gentilezas al 10, pero sus pases fueron interceptados por defensas. Lo que vale es que por fin la amistad que se profesan se extendió al campo. Si el diálogo se intensifica, veremos un dúo que puede dar recitales. Y falta Luis Suárez…
Pero, aunque líder con puntaje perfecto, es un Barcelona al que le falta mayor coordinación, sobre todo más creación. Iniesta hace al menos dos años está desaparecido en acción. Tiene gravitación cero en el juego, ausente de los circuitos de armado, muy lejos del arco, de su antiguo nivel, de una buena condición física. Si él también se sumara, entonces tal vez habláramos de un Barsa revitalizado y matador. Por el momento son resultados e intenciones. Y esta primera vez del binomio Messi-Neymar. El resto lo dirán los partidos. Pero algo es seguro: compra mal el Barcelona. El club informó oficialmente haber gastado 157 millones de euros en sus 9 contrataciones (dos arqueros por 24 millones, y uno de ellos, el alemán Ter Stegen, de quien se duda mucho de sus condiciones). Salvo Suárez y el francés Mathieu, tal vez Rakitic, el resto no parecen jugadores para ese club. Mathieu es zaguero firme, rápido, muy bueno de alto, pero cumplirá 31 años el mes próximo, y costó 20 millones de euros. Aunque en esos clubes el dinero parece no importar.
El plato de fondo fue una nueva victoria del Atlético sobre el Real en el Bernabéu. Porque desde la llegada de Simeone a la vida ‘colchonera’, el Atleti ya no sale a pedirle autógrafos a Cristiano Ronaldo, a Casillas, a Sergio Ramos. Ahora va decidido a ganarles, a darles guerra. Y no pegando. El periodismo madrileño, descaradamente madridista, que vive de campaña en campaña, ha iniciado una en la que se desliza que el Atlético es un equipo violento. Es simple, van a las conferencias de Ancelotti o de jugadores merengues y meten la pregunta: “¿Usted considera que el Atlético es un equipo violento?”. El interrogado lo niega, pero el tema ya está instalado. Y se pone en titular: “No lo considero un equipo violento”. No tiene ningún jugador que pegue el Atlético, sí muchos que luchan: once. Ninguno llega ni al 10 por ciento de lo que cepillan Pepe o Sergio Ramos, pero ya el atrevimiento rojiblanco es intolerable. No puede ser que salga a ganarle todos los partidos. Y que se los gane. Entonces hay que inventar algo.
Además, fue un partido limpísimo por parte de los dos. Y ganó bien el cuadro de Simeone, que ha recuperado al turco Arda Turan, autor del gol (golazo) de la victoria. Han tenido que ser dos volantes los goleadores del Atleti, porque con esos delanteros se le va a hacer muy difícil al ‘Cholo’. A Mandzukic y al mexicano Raúl Jiménez no se los ve para cosas importantes. Y menos para la competecia europea. Diego Costa se fue y ya es el goleador en Inglaterra, lo van a extrañar.
El Madrid tiene una constelación, pero la salida de Di María parece haberle desarmado el equipo. Ángel es un volante mortífero en el contraataque, por su impulso y velocidad, pero también defiende, corre, obstruye. Con su salida y la de Xabi Alonso, el mediocampo blanco perdió marca, está sólo Kroos como neto hombre de corte; un poco lo ayuda Modric, pero este es más proclive a jugar. James funge de 10 clásico, pensando en la maniobra ofensiva; y arriba, tres atacantes netos: Cristiano, Benzemá y Bale. Resultado: el Madrid rompió el mercado, pero también rompió el funcionamiento. Se lo ve preocupado a Ancelotti, que tenía el esquema resuelto. Con su fórmula ganó la Copa de Europa en mayo, ahora tiene que encontrar otro sistema. Igual, debería poder arreglarlo. Si no tiene plantel Ancelotti, ¿quién…?
*Ex articulista de El Gráfico y director de la revista Conmebol, es columnista de International Press desde 2002.