«Los japoneses estamos acostumbrados a trabajar en equipo», destaca la embajada nipona
La rapidez con la que trabajaron los arquitectos para reconstruir las infraestructuras de los territorios afectados por el terremoto y el tsunami de Japón en 2011 es plasmada en las fotografías, dibujos, vídeos y maquetas que componen una exposición inaugurada el lunes en Montevideo.
La muestra, titulada «Cómo respondieron los arquitectos inmediatamente luego del Gran terremoto del este de Japón», escenifica la velocidad de reacción del pueblo japonés ante una catástrofe natural que dejó 15.880 muertos, 2.698 desaparecidos, 80.000 evacuados; y que destruyó alrededor de 393.000 casas.
Este elevado número de afectados obligó a poner en marcha un operativo de urgencia en el que participaron especialistas de toda índole; y al que también se sumaron miles de ciudadanos con la pretensión de volver a hacer habitables las zonas afectadas, manifestó en declaraciones a Efe, la agregada cultural de la Embajada de Japón en Montevideo, Rumiko Kitao.
En los documentos que reúne la exposición, es posible apreciar las medidas de emergencia que se implementaron en los momentos posteriores a la catástrofe, como la de edificar unas estructuras de cartón que sirvieron para dar refugio inmediato y provisional a cientos de afectados.
Una parte de estas viviendas las recibieron las personas que fueron evacuadas a consecuencia de las explosiones de los tres reactores de la central nuclear de Fukushima, muchas de las cuales «aún no han podido volver a su tierra», afectada por la radiactividad, ha precisado Kitao.
La agregada cultural recordó que el pueblo japonés está acostumbrado a vivir fenómenos naturales como tifones y terremotos, algo que explica la «serenidad» y «velocidad de reacción» que demostró tras esta tragedia, la de mayor magnitud en este país desde la Segunda Guerra Mundial.
«Los japoneses estamos acostumbrados a trabajar en equipo», lo que facilitó la realización de estas labores, en las que la «solidaridad» estuvo siempre presente, ha incidido.
La responsable también valoró la actuación del Gobierno japonés, que aprobó pocas semanas después de la tragedia unos presupuestos extraordinarios con una partida de 190.000 millones de euros destinada a la reconstrucción de las zonas dañadas, en las que las provincias de Miyagi, Iwate, y Fukushima se llevaron la peor parte.
En la exposición, también se retratan los proyectos que los arquitectos extranjeros han presentado para reconstruir localidades como Ishinomaki, que quedaron prácticamente arrasadas por el terremoto.
Cada una de sus infraestructuras deberá adaptarse a las exigencias de la normativa de construcción de un país con una elevada actividad sísmica, y que en las últimas décadas ha vivido tragedias como la de Hokkaido en 1993, cuando un terremoto de 7,8 grados dejó 201 víctimas; o la de Kobe, en la que se registró un temblor de 7,2 grados que provocó 6.400 muertos. (EFE)