¿Que un hombre le ceda su asiento a una mujer en un tren o autobús es anticuado?

 

Japan Today sondea a usuarios de transporte público en Japón


Tren

Como era previsible, no hay consenso. Mientras algunos sostienen que no, que la cortesía no pasa de moda, otros dicen que todos somos iguales, así que si no le cedes el asiento a un hombre tampoco deberías dárselo a una mujer. En cambio, hay unanimidad en que siempre se debe ceder el asiento a ancianos, embarazadas y discapacitados.


A continuación, algunas respuestas recogidas por Japan Today:

“Es simple cortesía”.

“Las mujeres en general no lo necesitan. Las embarazadas y los ancianos sí”.


“He ofrecido mi asiento en un autobús o en un tren a ancianas en numerosas ocasiones. La mayoría de las veces aceptan y me dan las gracias, pero con frecuencia sonríen y rechazan el ofrecimiento”.

“No. Es buena educación”.


“¿Le darías tu asiento a un hombre en buena condición física? Si no, entonces ¿por qué sí a una mujer en buena condición física? A menos que creas que las mujeres son de alguna manera menos capaces de estar de pie que los hombres, que de alguna manera son más débiles”.

“Algunas mujeres pueden apreciar esa caballerosidad a la antigua, pero otras se sentirán inclinadas a encontrar el gesto humillante, debido a que ya no es una práctica común. Mi sugerencia sería reservar esos gestos caballerosos a los ancianos, las embarazadas y los discapacitados. Y los padres con niños pequeños. O la gente que lleva un montón de cosas pesadas”.

“Las mujeres saludables no necesitan asiento. Sin embargo, a las personas mayores y las mujeres embarazadas sería amable ofrecerles un asiento. La idea de que un hombre ‘tiene’ que dar su asiento a una mujer es anticuada y nos hace aparecer como el sexo débil”.

“Sí, es obsoleto. Las mujeres sin discapacidad no son más merecedoras de un asiento que los hombres sin discapacidad. Hago lo posible para tratar a todos por igual, sin distinción de sexo o raza, etc. También trato de ser amable, cediendo un asiento cuando es necesario (a enfermos, mujeres embarazadas, ancianos). No veo cómo todos pueden ser iguales y, sin embargo, al mismo tiempo se espera que los hombres traten mejor a las mujeres sin ningún motivo (edad, embarazo, etc.)”.

“Solo porque alguien es una mujer no quiere decir que un hombre tenga que renunciar a su asiento por ella. Soy una mujer y yo a menudo prefiero estar de pie (a menos que esté muy cansada)”.

“Si veo a alguien que necesita el asiento más que yo, se lo doy, al margen de su sexo, edad o cualquier otra cosa”.

“Lo hago todo el tiempo. No veo que esté nada pasado de moda darle el asiento a una mujer. Es simple cortesía”.

“Yo me emocioné mucho cuando estando embarazada dos jóvenes caballeros se levantaron para darme el asiento (eso fue en Kansai). No está pasado de moda. Es simple cortesía”.

“Me gustaría ver cómo la mayoría de japoneses respondería esta pregunta. He visto a tanta gente perezosa, ignorante y maleducada en el tren que se sienta en los asientos reservados cuando pueden estar perfectamente de pie. Me enfurece cuando no les dan el asiento a mujeres embarazadas o mayores. Mi esposa japonesa está embarazada y las únicas personas que les dan su asiento son hombres y mujeres extranjeros. ¿Un japonés? No en esta vida”.

“¿Por qué debería darle mi asiento a una saludable y joven mujer? Ancianos, enfermos o embarazadas, esa es por supuesto otra historia”.

“¿Cuándo mostrar respeto por nuestros semejantes se vuelve obsoleto? Es una forma de decir: ‘Oye, amigo, yo puedo haber tenido hoy un duro día, pero reconozco que tal vez el tuyo haya sido más duro. Si quieres, quítate un peso de encima y relájate en este breve viaje. No, no me incomoda. No, no espero nada a cambio. No, no estoy diciendo que soy más fuerte, o mejor, o más noble que tú. Simplemente estoy diciendo que estoy perfectamente dispuesto a llevar un poco de la carga que tienes si eso hace que tú, un perfecto desconocido, se sienta un poco mejor’”.

“Lo hago por cortesía. ¡Así es cómo me criaron! Ocasionalmente habrá una mujer en tacones talones que parece estar luchando para permanecer de pie, así que no dudaré en darle mi asiento”.

“No lo sé. Creo que ofrecerle tu asiento a una mujer embarazada o una persona mayor, hombre o mujer, es cortesía. Creo que dárselo a una mujer que no está embarazada, lesionada o sea de edad avanzada es un poco exagerado en estos días, y es posiblemente insultante o extraño para algunas”.

“Yo todavía lo hago cuando está justificado. Si la mujer tiene bolsas, lleva un bebé o es mayor, le ofrezco un asiento”.

“Nunca le daría a mi asiento a una persona que no lo necesitara. Si veo a una persona mayor o a alguien que necesita sentarse siempre le doy mi asiento. También los ayudo a cruzar la calle, subir escaleras y llevar las bolsas si lo necesitan. También sostengo la puerta para todo el mundo, hombre o mujer, porque eso es simple cortesía. Rara vez he visto a un japonés sostenerle la puerta a nadie, darle su asiento a personas que lo necesitan o ayudar a llevar maletas. Una señora mayor gritaba en una estación que alguien la ayude a llevar sus maletas por las escaleras y ningún japonés la ayudó. Tres extranjeros, incluyéndome, la ayudamos. La falta de cortesía aquí es terrible”.

“¡No hay ninguna razón en absoluto para hacerlo! Las mujeres son ahora el sexo dominante en la educación, y pronto superarán en número a los hombres en todas las profesiones. Tienen mayores ingresos en los grupos de edad más jóvenes y viven más de cinco años más que los hombres y con más salud. Los hombres tienen los trabajos físicos más duros y más difíciles”.

“Me acuerdo de una mujer americana que se enojó conmigo por mantener la puerta abierta para que ella pasara después de que yo había pasado. Ella estaba justo detrás de mí, así que mantuve la puerta abierta para ella. Habría hecho lo mismo si hubiera sido un hombre. Ella me hizo saber que podía abrir la puerta sin mi ayuda, así que yo me disculpé, cerré la puerta y un segundo más tarde ella la abrió y pasó”.

“El hecho de que haya un debate sobre esto muestra cómo ha caído la sociedad”.

“Rara vez cedo mi asiento a una mujer, pero siempre se lo doy a ancianos, mujeres embarazadas o discapacitados. Además, mantengo la puerta abierta para cualquier persona que venga detrás de mí, sin importar su género”.

“En Japón, he ofrecido mi asiento a hombres y mujeres de edad avanzada y solo la mitad de las veces me lo han aceptado, y cuando ha sido así siempre me lo han agradecido mucho”.

Para acabar, un video que muestra como una estrella de Hollywood, Keanu Reeves, cede su asiento a una mujer.

(ipcdigital)

 

 

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