Le crean una familia y lo protegen del frío
Una estatua en las afueras de la estación de Shibuya nos recuerda el extraordinario ejemplo de fidelidad de Hachiko, el perro que esperó durante casi diez años el regreso de su amo muerto.
Para que no sufra tanto por las nevadas que arrecian sobre Tokio, un transeúnte caritativo le puso un sombrero de paja. No solo eso. Para que no se sienta tan solo, otro buen samaritano construyó a su lado una estatua de nieve bautizada como “Yuki Hachiko”, cuenta RocketNews24.
Pero hay más. Un nuevo perro de nieve, esta vez un cachorro, apareció detrás de Hachiko y su acompañante. Un tuitero bromeó preguntándose si el perrito era hijo de la pareja.
Lamentablemente, “Yuki Hachiko” se derritió y Hachiko volvió a quedarse solo. Como despedida, otro tuitero imaginó un ingenioso y melancólico diálogo entre ambos:
Hachiko: Hola.
Yuki Hachiko: Buenos días.
Hachiko: Hace buen tiempo hoy.
Yuki Hachiko: Síiiii.
Hachiko: La nieve se está derritiendo lentamente.
Yuki Hachiko: Parece que voy a desaparecer pronto.
Hachiko: Así es.
Yuki Hachiko: Nos encontraremos de nuevo, dentro de diez o veinte años.
Hachiko: Seguro. Soy bueno esperando.
(ipcdigital)