Fuerte competencia recorta ventas de cámaras, ordenadores personales o televisores
Andrés Sánchez Braun / EFE
La multinacional Sony anunció una pérdida neta de unos 117 millones de euros entre abril y septiembre, primera mitad del año fiscal en Japón, lastrado nuevamente por el rendimiento negativo de sus divisiones de electrónica.
Aunque recortó esta cantidad en un 60 por ciento respecto al dato negativo que reportó en el mismo periodo de 2012 y a que aún prevé un beneficio neto al final del ejercicio, ha tenido que rebajar las ganancias pronosticadas en un 40 por ciento hasta 222 millones de euros ante los problemas operativos de estas ramas de negocio.
La dura competencia ha recortado sus ventas de cámaras de vídeo digital, ordenadores personales o televisores, una división, esta última, que lleva nueve ejercicios en números rojos sin que la dirección de la compañía logre enderezar su rumbo.
El responsable financiero de Sony, Masaru Kato, explicó en una rueda de prensa en Tokio que las condiciones del mercado de electrodomésticos son muy difíciles y se mostró cauto en lo referente a la recuperación de este sector debido a las dudas que planean sobre la ralentización de las economías emergentes.
Aunque entre julio y septiembre Sony consiguió aumentar su facturación por la venta de televisores o equipos de imagen y audio domésticos en un 11,8 por ciento interanual y reducir en algo más de un 5 por ciento su pérdida operativa, ésta fue por valor de 12.100 millones de yenes (89 millones de yenes).
De cualquier modo, para la totalidad del ejercicio Sony rebajó en 1 millón de unidades sus previsiones en la venta de televisores con pantalla de cristal líquido y también dijo que espera vender 500.000 cámaras y 400.000 ordenadores menos en ese periodo.
El resto de sus divisiones de electrónica cosecharon pérdidas por actividad ordinaria entre julio y septiembre, incluidas las de dispositivos móviles y la de videojuegos.
Aunque esta primera se vio favorecida por el éxito de sus modelos de smartphone Xperia (y también por el incremento en los importes que cobra por los mismos), registró aún así una pérdida operativa de 900 millones de yenes (6,6 millones de euros).
En la segunda, Sony tiene muchas esperanzas depositadas pese a los exorbitantes gastos en los que ha incurrido en el último trimestre para el desarrollo de su consola doméstica de octava generación, la Playstation 4.
Sony espera haber colocado 5 millones de unidades de este aparato, que comenzará a venderse el próximo 15 de noviembre en Estados Unidos, para marzo de 2014, lo que supondría un arranque mejor que el de su Playstation 3, que en el mismo periodo vendió 3,55 millones.
Estas perspectivas no han bastado para que el grupo haya rebajado su previsión de beneficios para el año fiscal 2013, que en Japón termina el 31 de marzo.
Comparado con lo que pronóstico en agosto, Sony anunció un beneficio neto un 40 por ciento menor, de 30.000 millones de yenes (222 millones de euros), para este ejercicio.
Esto supondría además un 30 por menos que lo que la multinacional se embolsó en 2012.
El plan de reestructuración emprendido por el presidente, Kazuo Hirai, que accedió al cargo en 2012, ha logrado que la empresa retorne a beneficios y ponga fin a una racha de cuatro ejercicios en pérdidas.
Sin embargo, el modelo aún despierta algunas dudas entre sus accionistas.
Un buen ejemplo de ello es el futuro que rodea a la división de cine, que entre julio y septiembre cosechó una pérdida operativa de 17.800 millones de yenes (132 millones de euros) por el escaso éxito de sus producciones para salas y una menor venta de licencias a cadenas de televisión.
El propio Hirai ya rechazó este año la propuesta realizada por el fondo de inversión estadounidense Third Point, accionista mayoritario de Sony con algo más del 7 por ciento de sus títulos, de escindir la división audiovisual en beneficio del resto del grupo.
La fórmula aún sigue en vías de estudio pese a que un peso pesado de Hollywood como George Clooney, cuya productora tiene un contrato con Sony Pictures Entertainment, se ha mostrado públicamente en contra de la medida.