«Licca-chan» gana premio al mejor juguete para niñas de la feria
Andrés Sánchez Braun / EFE
Muñecas de pelo mutante, planetarios de salón o sofisticados puzzles metálicos 3D compiten esta semana en la Feria del Juguete de Tokio por hacer ruido en un mercado cada vez mas copado por teléfonos inteligentes y tabletas para niños.
Ya sea con motivos de conocidos personajes de dibujos animados, con incrustaciones de plástico que imitan a diamantes o con cubiertas a prueba de golpes, los dispositivos electrónicos que simulan «a los que tienen papá y mamá» han aumentado sus ventas en Japón considerablemente en apenas dos años.
Las máquinas, cada vez más sofisticadas, permiten a los más pequeños hacer fotos, jugar a videojuegos, navegar por internet, ver series o enviar mensajes, y ya empiezan a dominar una parte importante en el sector.
Aunque el mercado juguetero nipón retrocedió en el año fiscal 2012 un 2,5 por ciento hasta los 672.950 millones de yenes (7.103 millones de dólares), la venta de productos de «alta tecnología», categoría que enmarca a teléfonos y tabletas, creció un 7,4 por ciento hasta 6.336 millones de yenes (unos 67 millones de dólares).
Por ello, es una gran noticia para los fabricantes de juguetes más tradicionales el que la muñeca «Licca-chan Triple cambio de color» se alzara este año con el premio al mejor juguete para niñas de la feria.
Su pelo muta en tres tonos distintos dependiendo de la temperatura gracias a un novedoso material desarrollado por el fabricante de productos químicos Asahi Kasei.
De este modo, las zonas de la melena de Licca-chan que se toquen con las manos, con un «peine frío» que viene incluido o con un secador, adquirirán una gradación determinada de rosa, lo que permite elaborar infinidad de peinados tricolor, algo que según el jurado de la feria «alimenta la creatividad».
Pese a que la muñeca la manufacture Takara Tomy, uno de los dos gigantes de la industria nipona y, precisamente, uno de los mayores fabricantes de teléfonos inteligentes para niños, el premio ha resultado de lo más simbólico en el marco de la feria, ya que Licca-chan es un juguete clásico en Japón que acaba de cumplir 46 años.
«Licca-chan siempre ha tenido un lugar importante en la vida de todas las niñas japonesas mientras crecían», explicó con orgullo la responsable de mercadotecnia de la empresa, Kanae Ina, tras conocerse el premio esta semana.
Pero no solo las muñecas han mutado su aspecto en esta 52 edición de la Feria del Juguete de Tokio, que hasta el próximo 16 de junio expone 35.000 productos de un total de 148 fabricantes (18 de ellos extranjeros) y prevé este año unos 160.000 visitantes.
También los fabricantes de puzzles (cuyos productos vendieron un 19,5 por ciento menos en Japón durante el pasado ejercicio) buscan reinventarse para sobrevivir en un sector en el que cada vez prima más lo electrónico.
Prueba de ello, es el premio otorgado en la categoría «High target» del evento para los «Metallic Nano Puzzle» de la casa Tenyo.
Estos «rompecabezas tridimensionales» se montan a partir de unas finas planchas metálicas que incluyen una serie de patrones para recortar con una cuchilla.
Las piezas resultantes se encajan después concienzuda y delicadamente para armar unas asombrosas y elegantes miniaturas del Titanic, del Castillo feudal japonés de Himeji o incluso del simpático robot RD-D2 de «La guerra de las galaxias».
Por su parte, Segatoys presentó en la feria la última serie de un ingenio que hace las delicias de niños y no tan niños; el Homestar, un miniplanetario para usar dentro del hogar cuya versión más reciente es capaz de proyectar unas 60.000 estrellas sobre el techo.
Tanto por su precio (unos 120 euros) como por su sofisticación, fue sin duda unos de los juguetes que más atrajo las miradas de los visitantes adultos, a los que también llamó la atención la versión «Aqua», pensada para contemplar un firmamento de 10.000 estrellas mientras uno se relaja en la bañera.
El fabricante tokiota presentó también el «Homestar Aurora» que, tal y como promete, es capaz de proyectar la aurora boreal en el salón de casa.