Exsoldado critica a Hashimoto y dice que Abe tiene que pedir disculpas a nombre de Japón
Masayoshi Matsumoto tiene 91 años y hace 70, en 1943, se unió el ejército japonés, con el que fue enviado a la ocupada China como médico. En ese entonces, creía que su misión era formar parte de una guerra justa para liberar a Asia del imperialismo occidental.
El veterano de guerra, que entregó gran parte de su vida a su labor como pastor cristiano, sostiene en entrevista con Reuters que su misión, hoy, es denunciar la injusticia de la guerra y el sufrimiento por el que atravesaron miles de mujeres asiáticas forzadas por el ejército japonés a prostituirse.
«Me siento como un criminal de guerra. Es doloroso hablar de estas cosas, pero tengo que hacerlo», dice Matsumoto.
El expastor recuerda a los soldados en fila esperando a ser atendidos, con la cremallera desabrochada y los pantalones abajo para no perder tiempo. “Era como ir al baño”, relata.
En China participó en la evaluación médica de varias mujeres que servían en los prostíbulos montados por Japón.
La controversia en torno a las comfort women fue reavivado por el alcalde de Osaka, Toru Hashimoto, que declaró la semana pasada que las esclavas sexuales habían sido necesarias para mantener la disciplina de los soldados japoneses durante la guerra.
Si bien Hashimoto admite que Japón hizo mal, recalca que no fue el único país en montar un sistema de prostitución durante conflictos bélicos, sindicando también a Estados Unidos y Corea del Sur.
Matsumoto rebate con firmeza al alcalde de Osaka: «No solo Japón hizo algo mal, pero lo hizo… Si alguien es un ladrón, ¿está bien ser un ladrón? Si alguien mata a gente, ¿está bien ser un asesino? Eso no es excusa».
No importa el contexto en el que fue creado, el sistema de las comfort women fue imperdonable, subraya.
«El primer ministro de Japón debería pedir disculpas como representante de la nación y compensar a quienes deben ser compensados», agrega.
El veterano asegura que mientras sirvió como soldado no se dio cuenta de que su país estaba actuando mal. “Nos enseñaron que la misión de Japón era liberar a los países de Asia del colonialismo europeo. Por eso íbamos a la guerra con gusto. Cuando lo pienso ahora, era monstruoso, pero entonces no lo pensaba así”, concluye.
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