Muestra en el Museo Metropolitano de Tokio espera atraer a medio millón de personas
Javier Picazo Feliú / EFE
El Museo Metropolitano de Tokio presentó el viernes una ambiciosa muestra con más de medio centenar de obras del pintor griego Doménikos Theotokópoulos (El Greco) que pretende desvelar su cara más polivalente y personal.
La retrospectiva «El Greco. Poesía visual», la mayor presentada en Japón hasta la fecha, abrirá sus puertas al público desde mañana 19 de enero hasta el próximo 7 de abril, con la intención de mostrar al público japonés al artista cretense (1541-1614) bajo la nueva luz de los estudios sobre su figura realizados en las últimas décadas.
«Es una exposición que marca un nuevo hito en las muestras sobre El Greco, no solo en Japón, sino en todo el mundo, en vísperas de la gran exposición que se celebrará en Toledo en 2014 para conmemorar el 400 aniversario de su muerte», afirmó a Efe el comisario de la exhibición, Fernando Marías.
Dividida en cuatro grandes bloques temáticos, la muestra explora la imagen del pintor más allá del afamado creador de obras religiosas, para adentrarse en sus inicios en Creta, los retratos que cimentaron su éxito o sus trabajos sobre arquitectura.
«En ella se intenta presentar un pintor que, en cierto sentido, es el universal de siempre, pero que es un Greco nuevo que se organiza en torno a toda la investigación sobre él que se ha ido acumulando en los últimos 40 años» lo que permite mostrar al artista «en términos modernos», detalló Marías.
La muestra arranca con el apartado titulado «El Greco. Pintor y retratista», con obras como «Friar Hortensio Félix de Paravicino» (1611) o «El Soplón» (1571-72), en las que hace gala de su dominio de la luz, o con otras como «El sueño de Felipe II», donde logra plasmar «lo intangible de la religiosidad, cosas que nadie ha visto como el cielo, el purgatorio, el infierno», añadió Marías.
Para el comisario de la exposición, la aproximación que hace el pintor a la ficción religiosa sería «casi asimilable a las grandes producciones cinematográficas» que, al igual que El Greco, son capaces de crear nuevos mundos.
El segundo gran bloque, «Desde Creta hasta Italia y España», aborda la identidad del pintor, su transformación en Venecia y Roma hacia el naturalismo y el tratamiento del color y la luz, y su habilidad para expresar, con sus trazos, lo invisible del sentimiento sagrado en su traslado final a Toledo (España).
Esta temática que queda representada en obras como «La adoración de los pastores» (1568-69) o «La curación del ciego» (1571-72).
En su llegada a Toledo, El Greco ya es «el pintor mediterráneo que acumula experiencias. Un artista que es un intelectual, un pintor filosófico, que reflexiona sobre su arte e intenta ser radicalmente original. Un artista que es un hombre de negocios, un hombre común, como nosotros».
La capital manchega se convierte en una protagonista más de la exposición en el tercer bloque, con grandes murales de fotografías de sus edificios, iglesias y emblemáticas panorámicas, en un intento por mostrar a los visitantes la singularidad de la ciudad de «las tres culturas».
Este tercer apartado incluye lienzos como «El expolio» (1605) o «La Resurrección de Cristo» (1600).
Como gran colofón final se sitúa el enorme óleo de «La Inmaculada Concepción» (1607-1613), la obra más significativa de la exposición, y que se muestra por primera vez en Japón, a donde llega procedente del Museo de la Santa Cruz de Toledo (España).
La exposición, que desembarca en Tokio después de atraer a unos 200.000 visitantes tras su anterior paso por Osaka (centro), cuenta con obras de más de una docena de iglesias de Toledo y museos de todo el mundo como el Museo del Prado de Madrid, el Metropolitano de Nueva York o el de Bellas Artes de Boston (ambos en EEUU).
Ahora en Tokio, los organizadores, entre los que se encuentra el Gobierno de España y la cadena nipona NHK, esperan alcanzar la «cifra mágica» del medio millón de visitantes, seducidos por «esa combinación de inmediatez naturalista y formalización artística» de la que solo es capaz El Greco, concluyó Marías.