Más mil de personas han emigrado tras el accidente nuclear
El temor a la contaminación radiactiva ha empujado a miles de residentes de Fukushima a abandonar la golpeada prefectura en busca de seguridad.
Preocupada por la salud de sus dos hijos, Minaho Kubota decidió mudarse a Okinawa con ellos. Su esposo, que no comparte su miedo a la radiación, no los acompañó. Él se negó a abandonar su trabajo de odontólogo en la prefectura de Ibaraki, y por el momento debe conformarse con volar hasta Okinawa para ver a sus hijos.
«Me levanto todos los días y me siento agradecida de que mis hijos estén vivos. He pasado por muchas cosas. He tenido tanto miedo «, dice Kubota, entrevistada por Associated Press.
Como Kubota, Kazue Sato también decidió migrar a Okinawa. Pero a diferencia de ella, Sato lo hizo con su esposo.
Además de lidiar con el miedo a la radiación y el desarraigo, Sato debe enfrentar las críticas de sus amigos, quienes creen que sus temores son exagerados. La mujer experimenta un sentimiento de culpa por haber dejado Fukushima.
El gobierno de Okinawa no ha permanecido ajeno al drama de los desplazados y está apoyando con 60.000 yenes mensuales a las familias de tres o cuatro miembros para ayudarlas a rehacer sus vidas en la prefectura.
Otras prefecturas también brindan facilidades a los supervivientes para instalarse en ellas, pero la lejanía de Okinawa con respecto a Fukushima la ha convertido en uno los destinos preferidos. Se estima que más de mil personas han migrado al sureño archipiélago.
De acuerdo con expertos y el gobierno de Japón, no se han registrado efectos visibles sobre la salud tras el accidente nuclear en Fukushima. Sin embargo, también han advertido de que incluso los bajo niveles de radiación entrañan ciertos riesgos. Por ello –resalta Associated Press–, han recomendado especial cuidado con el consumo de alimentos y agua que podrían estar contaminados. Los niños son mucho más vulnerables al desarrollo de enfermedades derivadas de la radiación.
Sato y Kubota forman parte de un grupo de residentes de Fukushima que han decido presentar una demanda colectiva contra el gobierno de su país y Tepco, operador de la averiada plata de Fukushima.