Japoneses castigan los tres años de gobierno del Partido Democrático

Los tres años del PD en el poder han significado una gran desilusión para el pueblo japonés (foto gobierno de Japón)

Agrupación de Noda no cumplió promesas que hizo para llegar al poder


Los tres años del PD en el poder han significado una gran desilusión para el pueblo japonés (foto gobierno de Japón)

Andrés Sánchez Braun / EFE

El Partido Democrático (PD) ha certificado el domingo con su fracaso electoral en las legislativas de Japón la desilusión que ha dejado sus tres años en el poder, donde no ha cumplido las promesas de cambio con las que arrasó en 2009.

Los recuentos de los medios de comunicación nipones apuntan a que el PD apenas alcanzaría medio centenar de escaños, frente a los 308 que obtuvo en las pasadas legislativas.


El grupo fue el primero en desbancar al Partido Liberal Demócrata (PLD), que dominó la política nipona durante más de cincuenta años hasta 2009 y que ha vuelto a imponerse en las urnas, con una batería de propuestas que prometían remodelar un país anquilosado por el peso de la burocracia y medio siglo de dominio conservador.

Sin embargo, su mandato ha supuesto para los nipones un lapso de tres años en los que muy poco ha cambiado y que deja pendientes retos que ya se planteaban en los comicios de 2009, como la recuperación económica o la necesidad de potenciar la natalidad en uno de los países más avejentados del mundo.

Fundado en 1998 merced a la fusión de cuatro pequeños partidos opositores de centro y centro-izquierda, en su mayoría escisiones del entonces dominante PLD, la formación hizo desfilar tres primeros ministros en tres años y mostró en su mandato las mismas divisiones internas que afectaron a su rival mientras estuvo en el poder.


El primer jefe de Gobierno del PD, Yukio Hatoyama, duró menos de 9 meses en el cargo al verse incapaz de cumplir una de sus principales promesas de campaña: retirar una base militar estadounidense de la isla de Okinawa (sur).

Su sustituto, Naoto Kan, que dimitió en septiembre de 2011 tras las duras críticas vertidas contra él por su gestión del desastre del 11 de marzo y la crisis en la central atómica de Fukushima, no llegó a cumplir ni 15 meses en el cargo.


El último en asumir la jefatura de Gobierno, Yoshihiko Noda, logró hundir enseguida sus cotas de popularidad al anunciar su intención de llevar a cabo una reforma fiscal ya planteada por su antecesor, que incluía una impopular subida del IVA.

Noda, incluso a sabiendas de que la reforma minaría el apoyo popular del partido, logró el apoyo de la oposición para aprobar la iniciativa a cambio de adelantar los comicios a diciembre, casi nueves meses antes de que expirara el mandato del PD.

La ley de Noda, que supondrá el incremento del impuesto sobre el consumo del 5 al 8 por ciento en 2014 y al 10 por ciento en 2015 a fin de cubrir los costes cada vez más elevados de la seguridad social nipona, es probablemente el único legado consistente que ha dejado su partido en estos tres años.

Sin embargo, la impopular medida provocó una importante escisión en el PD de una cincuentena de parlamentarios que consideraron que Noda había traicionado a los votantes nipones, con los que el partido se había comprometido en su programa de 2009 a no subir los impuestos ni un ápice.

Además de abrir un periodo de reflexión, el PD deberá trabajar para evitar más escisiones y para hacer oposición con un número de escaños escaso y prácticamente idéntico al del Partido para la Restauración de Japón (PJ) del exgobernador de Tokio Shintaro Ishihara, que amenaza su condición de segunda fuerza de Japón.


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