Estado incentivará a empresas que generen electricidad mediante fuentes renovables
Con el recuerdo de Fuksuhima muy latente, Japón ha dado un paso hacia el fomento de las energías limpias y una menor dependencia de la energía nuclear con la entrada en vigor de una ley que retribuye la producción de electricidad mediante fuentes renovables.
La norma, inspirada en la que están en vigor en Alemania o España, requiere que las diez eléctricas regionales de Japón adquieran toda la electricidad generada en el país a partir de energía solar, eólica o geotérmica a precios preestablecidos.
Su aprobación ha disparado el número de empresas que se han apuntado al negocio de la producción eléctrica mediante renovables, desde cadenas de tiendas de 24 horas como Lawson a empresas de telecomunicaciones como Softbank, mientras en todo el país se construyen actualmente 110 parques fotovoltáicos y 20 eólicos.
Un estudio del diario Nikkei prevé que estas plantas, cuyo desarrollo supone una inversión de más de 600.000 millones de yenes (unos 6.000 millones de euros), añadirán más de dos millones de kilovatios a la capacidad de generación del país, lo que equivale a la electricidad producida por dos reactores nucleares.
Esto supone además una gran oportunidad para las empresas niponas punteras en fabricación de paneles solares.
La propia Asociación Japonesa de Energía Fotovoltaíca espera que la venta de éstos crezca este año fiscal, en términos de capacidad para generar eléctrica, hasta alcanzar un total de 2,5 millones de kilovatios, muy por encima de los 1,4 millones del anterior ejercicio.
Sin embargo, compañías extranjeras, y especialmente las chinas, prometen ser una fiera competencia, sobre todo en un momento en el que el mercado europeo, donde las del gigante asiático ya cuentan con una importante presencia, anda debilitado por la crisis de deuda.
«Creo que la gran oportunidad es para las empresas chinas, ya que por un simple tema de costes de producción es difícil competir para las compañías japonesas», explica a Efe Takeo Kikkawa, profesor de Economía de la Universidad de Hitotsubashi.
En las próximas semanas el Gobierno nipón decidirá además su objetivo de dependencia nuclear para el año 2030 dentro de su régimen energético.
Los tres modelos que baraja contemplan una dependencia del 0 por ciento, del 15 por ciento, y de entre el 20 y el 25 por ciento.
Kikkawa, que forma parte de un panel para asesorar al Gobierno en este terreno, defiende la opción del 15 por ciento al considerarla la «más realista», ya que ve difícil una reducción mayor para esa fecha en un país que antes del accidente de Fukushima obtenía casi un tercio de la electricidad de las nucleares.
En cualquier caso, la administración del primer ministro Yoshihiko Noda no lo tendrá fácil para decidir, puesto que los expertos están divididos ante el grado de dependencia atómica que debe tener el país, al tiempo que cada vez más japoneses se muestran claramente en contra de las centrales nucleares.
Así lo demuestran los miles de manifestantes que el pasado viernes protestaron ante la oficina de Noda por la reactivación de los reactores de la central de Oi (centro), incluso aunque Kansai, la región donde se sitúa la planta, se arriesgue a sufrir apagones este verano si ésta no vuelve a operar. (EFE)
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