Apoyo a damnificados los sensibiliza y podría contribuir a reinsertarlos en la sociedad
Jóvenes de reformatorios situados en la prefectura de Miyagi están colaborando en tareas de apoyo a las víctimas del terremoto, informó Mainichi Shimbun. Esto podría ayudarlos a reintegrarse a la sociedad.
Al principio, muchos de ellos se mostraron indiferentes a la tragedia, pero ahora están aprendiendo a ser compasivos con el prójimo a través de su trabajo como voluntarios en la zona del desastre.
Por ejemplo, dos alumnas del Aoba Joshi Gakuen, una escuela para chichas delincuentes, trabaron duramente en un hogar de ancianos removiendo el barro del suelo y limpiando paredes y ventanas.
La escuela de las jóvenes pasó una semana sin agua corriente y electricidad tras el desastre. Recién cuando volvió la luz pudieron ver las terribles imágenes de la devastación.
Desde entonces, han recibido mensajes de aliento de reformatorios de todo el país. Gracias a estas muestras de solidaridad, las jóvenes tomaron real conciencia de su situación, activando en ellas el deseo de ayudar a los damnificados. «Nosotras tenemos tres comidas al día aquí, pero no hay comida en los centros de evacuación. ¿Está bien que nosotras que cometimos un delito estemos mejor?», se cuestionaron.
«Gente inocente está sufriendo, pero a nosotras nos ha ayudado y protegido la escuela. Es doloroso, porque no podemos hacer nada por las víctimas del desastre», dijo una de las chicas.
Los instructores de la institución decidieron entonces buscar refugios en los cuales los estudiantes pudieran apoyar como voluntarios. «Queremos que los chicos vean las escenas reales de la devastación y sientan algo», dijo uno de los instructores.
Por su parte, Mariko Oguni, instructor principal, resaltó: «Ellos sólo habían sido capaces de cuidar de sí mismos en el mejor de los casos. Pero ahora me siento feliz cuando la gente aprecia las actividades de voluntariado de los chicos en la zona del desastre. Queremos que todos ellos tengan una experiencia de ese tipo».
Los estudiantes de otro reformatorio, Tohoku Shonenin, hicieron labores de limpieza en un centro para personas con discapacidad en Shiogama, y luego en una institución que acoge a personas con retraso mental en Shichigahama.
Kaoru Washino, director de la escuela, apuntó: «Puede ser muy difícil para ellos hacer actividades de voluntariado en la zona del desastre, pero al mismo tiempo sus actividades deben ser valiosas y tocar sus corazones”. Washino cree que las labores de voluntariado contribuirán a reinsertarlos en la sociedad.
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