Jorge Barraza: Baile, paliza, humillación

Un muchacho de veinte, así llegue a los noventa, no olvidará un solo detalle de esta noche histórica: la goleada del Barcelona al Real Madrid por 5-0.

Jorge Barraza

Por Jorge Barraza*


Ríos de cerveza y de vino inundan las calles de Barcelona. Los cantos acabarán con el alba. O tal vez sigan, quién sabe. Ha de ser uno de los lunes más festivos de la historia de Cataluña. El Barsa, blasón de la región autónoma, vapuleó, gozó y ridiculizó al Real Madrid reduciéndolo a una expresión ínfima, vulgar. El 5 a 0 es un decoroso manto de piedad para el equipo blanco: en verdad debieron ser 8 ó más los goles de diferencia.

El diario Sport de Barcelona dio con la palabra exacta para el partido perfecto: “Orgasmo”, utilizó. Ni un milímetro menos. Fue la más brillante exposición de toque, sutileza y talento en el partido más caliente posible. ¡Cómo imaginar tal paseo…! Si era el partido del siglo a nivel de club, si 400 millones de televidentes en el mundo devoraron sus alternativas con fervorosa expectativa, era porque se esperaba una lucha pareja entre dos equipos fantásticos que se disputan el liderazgo del fútbol español y mundial.

No fue así, faltó ambivalencia. Barcelona dio una muestra colosal de grandeza de esas que a un hincha le quedan grabada toda una vida. Un muchacho de veinte, así llegue a los noventa, no olvidará un solo detalle de esta noche histórica. Será el aguafuerte que lo mantendrá aferrado a esa pasión inexplicable que es el fútbol. Nada puede hacer más feliz que esto.


El Barsa viene dándole una paliza tras otra al Madrid. Hace poco fue 6 a 2 y en el Bernabéu. Pero no fue así. Esto fue el summun de la brillantez, la sublimación de un estilo exquisito en una noche sin fisuras. El aplastamiento de lo rústico por la estética. El triunfo rotundo de Guardiola sobre Mourinho. Porque apelotonar diez hombres atrás y mandar a pegar lo ordena cualquiera. Esta lección de Guardiola no la podrá dar nunca Mourinho. No tiene cómo. Carece del buen gusto, el sentido épico y el valor de Guardiola. Ambos son multicampeones, aunque no tiene que ver con los títulos sino con la esencia personal de cada uno. 

Esto va más allá del juego, es una prolongación de la forma de ser. El Barsa representa la caballerosidad, el respeto a un estilo, la búsqueda del triunfo por el camino más galano. El Madrid, hoy, está en la antípoda de todo ello. Con ponerse un traje bonito no alcanza.

“Guardiola es quien pasará a la historia, no Mourinho”, dijo Xavi. Tremenda verdad: nadie ha hecho jugar así a un equipo, ni Telé Santana ni Rinus Michels.


Messi, Xavi, Iniesta, ¡PUYOL…!!!!!, Pedro, Sergio, Villa, Abidal, dieron un concierto colosal de pases al centímetro que enloquecieron al eterno adversario. Nunca se dejaron amedrentar por el patoterismo merengue, siempre con la pierna al límite y un poco más.

Messi, que además de ser el goleador barcelonés es ya el primer asistidor del equipo, mostró el camino. A los 3 minutos robó (una de sus grandes especialidades) una bola a Di María, eludió dos hombres sobre la raya de fondo y mandó el primer aviso. A los 5 metió un zurdazo combado en el palo desde una posición difícil. Ya había sembrado el pánico en el fondo madridista.


Y a los 9 vino el gol de la apertura a cargo del gran Xavi tras pase magistral de Iniesta al corazón del área. Lo demás fue un festival apabullante de toques y jugadas preciosas que terminó en el minuto 93 con una primitiva patada de Diarra a Messi, quien se le iba como para el sexto gol.

¿Dónde están los que prefieren jugar mal y ganar…? ¿Por qué no ganó el Madrid, que jugó horrorosamente mal? ¿Cómo es que se impuso el Barsa que lo hizo tan bien, tan lindo…? 

¿Y el genio de Mourinho…? ¿Cómo el cráneo de la táctica y la estrategia, la eminencia gris del fútbol mundial se come tal palizota…? ¿También hoy se quejará del árbitro…? Que el Madrid haya jugado 93 minutos con 11 hombres es una burla al reglamento de parte del juez Iturralde, que permitió toda clase golpes, zancadillas y bravuconadas a Pepe, Carvalho, Sergio Ramos, Arbeloa y Xabi Alonso. No fueron los únicos, todos han tenido una actitud barrabravil, muy indecorosa para semejante club.

Hay decenas de millones de aficionados en el mundo que creen que Mourinho es un astuto que con nada se las ingenia para derrotar a los poderosos, pero ocurre que ha entrenado a cuatro equipos, Porto, Chelsea, Inter y Real Madrid, los cuatro más millonarios de sus respectivos países. Y de los más pudientes del mundo. Por si acaso, no corre con un Minardi, tiene una Ferrari.

Pero debemos festejar ser contemporáneos de un equipo para la historia del fútbol. No nos lo cuenta nuestro abuelito, lo estamos viendo. Y a Messi también. Esta es la noticia.

*Ex articulista de «El Gráfico» y director de la revista «Conmebol» (c) International Press


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