
Durante una reunión en la Casa Blanca el 17 de abril, el presidente Donald Trump reclamó al ministro japonés de Revitalización Económica, Ryosei Akazawa, por las escasas ventas de autos estadounidenses en Japón. Tres días después, redobló su crítica en su red social Truth Social, apuntando contra supuestas “barreras no arancelarias” impuestas por Tokio.
Sin embargo, las cifras muestran una contradicción difícil de ignorar: ni siquiera los consumidores estadounidenses compran autos de fabricación nacional en la proporción que él parece suponer. Hoy en día, las marcas extranjeras —especialmente las japonesas— ya dominan más de la mitad del mercado automotor de Estados Unidos.
LOS DATOS CONTRADICEN LA RETÓRICA
Por ejemplo, en Japón, las marcas europeas copan el mercado de autos importados. Entre Mercedes-Benz, Porsche y otras, las europeas abarcan un 76,6 % del total. La primera marca estadounidense, Jeep, aparece recién en octavo lugar, con apenas 9.500 unidades nuevas registradas (4,19 % del mercado). Incluso Tesla —la marca más popular de EEU. a nivel global— apenas supera las 5.000 unidades estimadas en Japón, quedando por debajo de marcas como Land Rover y Peugeot.
Pero el golpe más duro no está en Japón, sino en el propio territorio estadounidense. Según datos de Car Driver Online y Motar Fan, en el primer trimestre de 2024, General Motors lideró las ventas en EEUU con 590.000 unidades, seguido muy de cerca por Toyota, que vendió 560.000. Ford ocupó el tercer lugar con 500.000 unidades, seguido por Hyundai-KIA con 360.000, y Honda con 330.000.
El análisis global muestra que la cuota combinada de las marcas estadounidenses GM, Ford, Stellantis (que incluye Chrysler) y Tesla suma el 48,7 % del mercado. Es decir, las marcas no estadounidenses —principalmente japonesas, coreanas y europeas— ya superan la mitad de las ventas en Estados Unidos.
Las marcas japonesas por sí solas representan un 36,6 % del mercado estadounidense, destacándose Toyota, Honda, Nissan, Subaru y Mazda. Esta tendencia no es nueva. En 2021, Toyota superó a GM como la marca más vendida en EEUU, rompiendo una racha de 90 años de dominio de la automotriz estadounidense.
UNA CRÍTICA QUE PIERDE FUERZA
Los comentarios de Trump sobre las «barreras» en Japón parecen descontextualizados cuando se observa que ni siquiera los consumidores estadounidenses prefieren los autos de su país, dijo un comentario de la revista Daily Shincho. Si las marcas americanas tuvieran un rendimiento superior —en calidad, diseño, durabilidad o satisfacción del cliente— no solo liderarían en casa, sino que tendrían mejores posibilidades en mercados competitivos como el japonés.
Pero los hechos muestran que la percepción global del consumidor ha cambiado y que la competencia está dominada por fabricantes extranjeros, incluso dentro de Estados Unidos.
Se afirma que el actual vicepresidente estadounidense, J.D. Vance, confesó que el primer auto que compró en su vida fue un Honda Civic, aconsejado por un superior del Cuerpo de Marines. Una anécdota que resume la paradoja de la industria automotriz estadounidense: la crítica externa no oculta la falta de liderazgo interno. (RI/AG/IP/)
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