

El número de niños que no asisten a la escuela en Japón sigue aumentando. Según datos del Ministerio de Educación, Cultura, Deportes, Ciencia y Tecnología (MEXT), en el año fiscal 2023, uno de cada 47 niños en la escuela primaria y uno de cada 15 en la secundaria no asistió regularmente a clases. Esta situación no solo afecta a los menores, sino también a sus familias, llevando a muchos padres a abandonar sus empleos para poder cuidar de ellos.
Un estudio realizado en noviembre de 2024 por la NPO Key Design, que apoya a niños en situación de no escolarización y a sus familias, reveló que más del 80% de los padres experimentaron un impacto en su vida laboral, y aproximadamente uno de cada cuatro tuvo que renunciar a su empleo.
«En algunos casos, los niños pueden autolesionarse o expresar pensamientos suicidas, lo que impide a los padres dejarlos solos en casa», explicó Yuhei Dobashi, director de Key Design, en un programa de análisis de Abema TV. Además, muchos progenitores se enfrentan a la falta de comprensión por parte de sus empleadores y compañeros de trabajo. «Algunas personas reciben comentarios hirientes como ‘es culpa de los padres’ o ‘quizás fallaron en la crianza’, lo que agrava su sensación de aislamiento y los lleva a dejar sus empleos», agrega Dobashi.
La desvinculación laboral también trae consigo una pérdida de conexión social. Muchos padres que han renunciado nos dicen que extrañan la interacción con otros adultos. Estar en el trabajo, hablar con otras personas y sentirse parte de un entorno social es fundamental para el bienestar emocional.
GOLPE FINANCIERO PARA LAS FAMILIAS
Además del impacto emocional, la renuncia de uno de los padres suele provocar una caída en los ingresos familiares. Otro estudio de Key Design reveló que cerca del 40% de los hogares afectados vieron reducidos sus ingresos, y en aproximadamente el 30% de los casos la pérdida mensual superó los 80.000 yenes.
«No solo hay una pérdida de ingresos, sino también un aumento en los gastos del hogar», señala Dobashi. «Por ejemplo, los niños que dejan de asistir a la escuela ya no reciben almuerzos escolares, lo que significa que los padres deben preparar todas las comidas. Además, el consumo de electricidad, agua y gas también aumenta, incrementando la carga financiera».
NECESIDAD DE MÁS APOYO Y COMPRENSIÓN
Dobashi y otros expertos destacan la urgencia de implementar políticas laborales más flexibles que permitan a los padres mantener sus empleos sin descuidar el bienestar de sus hijos. «Las empresas podrían ofrecer opciones como reducción de jornada o permisos temporales sin afectar la estabilidad laboral de los empleados», sugiere. «Si existieran mecanismos claros y accesibles, los padres podrían continuar trabajando y al mismo tiempo brindar el apoyo necesario a sus hijos».
El profesor Ryōsuke Nishida, experto en políticas públicas y gestión de crisis, advierte sobre la disparidad en la disponibilidad de recursos de apoyo según la región. «En ciudades con mayor presupuesto, como Tokio, es posible acceder a programas de ayuda adicionales, mientras que en pequeñas localidades con menos recursos, las familias suelen quedar desamparadas».
TESTIMONIO DE UNA MADRE
Tami, madre de dos niños, experimentó de primera mano la realidad de la no escolarización. Su hijo mayor comenzó a mostrar resistencia para ir a la escuela cuando estaba en tercer grado. «Al principio iba intermitentemente, pero poco a poco dejó de asistir», cuenta. «No sabía por qué, pero noté cambios en su comportamiento: hablaba menos, dejó de interesarse en cosas que antes le gustaban y a veces se lastimaba».
Tami intentó continuar con su trabajo ajustando horarios y acompañando a su hijo a la escuela, pero con el tiempo la carga emocional se volvió insoportable. «Me preguntaba si forzarlo a ir era lo correcto. Llegó un punto en el que su bienestar emocional era más importante que mi carrera», relata. Finalmente, decidió renunciar para poder estar con él. «Fue una decisión difícil porque implicaba perder ingresos, pero también me di cuenta de que necesitaba tiempo para apoyarlo».
Con el tiempo, su hijo comenzó a estabilizarse y, aunque aún no asiste regularmente a la escuela, ha logrado encontrar otras formas de aprendizaje. «El problema es que en nuestra sociedad aún se ve la no escolarización como algo completamente negativo», reflexiona Tami. «Si hubiera una mayor comprensión y apoyo, no nos sentiríamos tan solos».
El fenómeno de la «deserción laboral por hijos en situación de no escolarización» sigue en aumento, y los expertos insisten en la necesidad de un cambio en la percepción social. «Debemos dejar de ver la no escolarización como un fracaso y comenzar a abordarla desde un enfoque de apoyo integral», concluye Dobashi.
Para aquellos que necesiten orientación o ayuda, existen centros de atención y asesoramiento, como los Centros de Apoyo a la Infancia y la Familia, donde pueden recibir información y acompañamiento. (RI/AF/IP)
Descubre más desde International Press - Noticias de Japón en español
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.