Yuji Chida, ex funcionario de la Corporación de Vivienda de Aomori, ha tenido una vida marcada por la controversia desde que fue condenado por la malversación de 1.400 millones de yenes (unos 9 millones de dólares al cambio actual) en 2001. Durante este escándalo, se descubrió que Chida había transferido más de 800 millones de yenes a su esposa, Anita Alvarado, una chilena que se dedicaba a la prostitución en Japón y que a raíz del caso se convirtió en un símbolo mediático en su país.
A sus 67 años, Chida salió de prisión en 2018 tras cumplir una condena de 14 años. Sin embargo, su reintegración a la sociedad ha sido difícil; actualmente vive en un modesto apartamento y busca trabajo en un mercado laboral que parece haberlo olvidado. No ha tenido contacto con Anita desde su liberación, pero continúan casados debido a que no han discutido el divorcio.
Recientemente, Chida ha comenzado a compartir su historia con el diario Asahi, donde reflexiona sobre las decisiones que lo llevaron a un crimen tan significativo. En sus declaraciones, señala las similitudes entre su caso y el de otros escándalos recientes, como el de Ikkei Mizuhara, el intérprete de Shohei Ohtani, quien también se vio envuelto en problemas legales. Chida comenta: «Ambos dependemos de la confianza y el crédito para sustentar nuestras vidas, pero yo traicioné esa confianza».
Con el anuncio de que Netflix planea dramatizar la vida de Anita Alvarado, la atención mediática sobre su historia ha resurgido. A pesar de que algunos comentaristas expresan dudas sobre su viabilidad en el mercado chileno, consideran que la historia podría tener éxito en Asia, donde la vida de Alvarado ha captado el interés del público.
Chida, tras haber pasado seis años en la sombra tras su liberación, finalmente ha decidido compartir su verdad, buscando cerrar un capítulo de su vida que ha estado lleno de errores y arrepentimiento. «Los jóvenes hoy en día parecen subestimar las consecuencias de los delitos, pero la realidad de la prisión es muy dura», señala. «Quiero que mi experiencia sirva de advertencia y que la gente entienda que hay un precio que pagar por las malas decisiones».
Su relato comienza en marzo de 1997, una fecha que marcó el inicio de una saga de escándalos y malversaciones que aún resuena en la memoria colectiva de Japón. Ese año se casó con Anita.
EL ÚLTIMO ENCUENTRO FALLIDO
En marzo de 2002, Anita aprovechó su fama y tuvo un pequeño papel de una prostituta llamada Solange en el filme chileno Los debutantes. Ese mismo año lanzó su autobiografía «Me llamo Anita Alvarado», donde aparecía semidesnuda en su portada. Además editó su disco «Anita, la geisha chilena» y presentó su vino «Doña Geisha».
En agosto de 2002, la justicia chilena se decretó la subasta de la lujosa vivienda de Anita, con el fin de retener parte de lo adquirido por Chida con el dinero de la estafa. Igual suerte siguieron los demás inmuebles de propiedad de Anita en Santiago, así como su clínica y el pub «Delirio Caribeño»
En 2007, Anita vino a Japón con un equipo de televisión chileno para intentar visitar a Chida, que estaba en prisión. Sin embargo, a pesar de llegar hasta la cárcel de Yamagata, no logró encontrarse con él, aunque le dejó una carta a través de un funcionario.
La visibilidad de Anita aumentó en 2009, cuando su hija mayor participó en un reality show chileno, lo que ayudó a consolidar su presencia en los medios. Dos años después, en 2011, se hizo popular por su sección en un programa de televisión donde solicitaba ayuda financiera para personas necesitadas, lo que la llevó a ser conocida como una «asistenta social» dentro de su comunidad.
LA VIDA DE ANITA ALVARADO
Hoy en día, Anita, con 51 años, es madre soltera de nueve hijos y ha diversificado su vida laboral al dirigir un negocio de venta de nueces, realizando visitas comerciales en distintas regiones. Su presencia en redes sociales también ha crecido con aproximadamente 800.000 seguidores en Instagram, donde comparte aspectos de su vida cotidiana.
La vida de Anita Alvarado es un reflejo de las complejidades de la fama y la lucha personal. Desde sus inicios en la prostitución hasta su actual rol como empresaria y madre, su historia sigue siendo objeto de interés y controversia en la sociedad chilena. (RI/AG/IP/)