Manabu Sato tomó un taxi el miércoles por la noche en Tokio. Al llegar a una calle en el distrito de Adachi, le pidió al conductor que se detuviera.
El taxista le indicó que tenía que pagar la tarifa de 2.900 yenes (19,6 dólares), revela Japan Today.
El pasajero, un cuarentón, se negó y bajó del vehículo.
El chofer, un septuagenario, salió del coche e intentó detenerlo, pero Sato lo empujó al suelo.
El sujeto subió al taxi y se fue. El conductor llamó a la policía para alertar del robo.
La policía no tuvo que buscar mucho. Halló el vehículo a unos tres kilómetros de distancia alrededor de 40 minutos después.
¿El ladrón? Durmiendo en una acera, cerca del taxi. Estaba ebrio y cuando lo interrogaron por el incidente, dijo que no lo recordaba.
La policía arrestó a Sato por el robo y la agresión. (International Press)