En abril de 2019, el nepalí Ram se lesionó mientras jugaba fútbol en el centro de inmigración de Omura, en la prefectura de Nagasaki, donde estaba detenido por permanecer de manera ilegal en Japón.
Ram chocó con otro extranjero recluido y sufrió una lesión en la cadera.
El hombre solicitó atención médica externa, pero se la negaron. Recién se la aprobaron cuatro meses después. Ya era tarde.
Ram desarrolló una necrosis en el hueso de la cadera y ahora está postrado en cama, revela Mainichi Shimbun.
Debido a la gravedad de su situación, fue liberado en diciembre de 2022 para ser internado en un hospital en la prefectura de Fukuoka.
Ram tiene la pierna izquierda inmovilizada y solo puede mover la derecha unos centímetros. A menudo se despierta por la noche con dolor.
En el centro de inmigración de Nagasaki, cuando se quejaba del dolor, los empleados le decían que fuera paciente.
Cuando gritaba de dolor, le decían que estaba fingiendo.
“Si me hubieran llevado al hospital antes, esto no habría pasado”, asegura a Mainichi.
El nepalí ha demando al gobierno japonés y exige dinero para cubrir su tratamiento médico.
Su abogado Hikari Tsuji compara su caso con el de Wishma Sandamali, la mujer esrilanquesa de 33 años que murió en un centro de inmigración en Nagoya en 2021 por falta de una adecuada atención médica.
“Es un problema sistémico”, advierte Tsuji, quien hace hincapié en que hay extranjeros enfermos que no reciben un tratamiento adecuado porque los funcionarios creen que están fingiendo.
Ram reside en Japón desde 2009. Trabajó en restaurantes indios durante unos nueve años, pero no pudo renovar su visa en 2018 y fue detenido por permanecer de manera ilegal en Japón. (International Press)