Japón creó “estaciones de confort” para que los soldados estadounidenses no abusaran de las japonesas

Estación de confort Yasuura House (foto Wikipedia)

 

El 15 de agosto de 1945, el emperador de Japón anunció la rendición de su país.


Ese mismo día, la policía de Tokio convocó a los jefes de los siete principales gremios de entretenimiento (asociaciones de restaurantes, cabarés, geishas y burdeles) de la capital japonesa.

El líder de la junta de los gremios de entretenimiento de Tokio se dirigió a su audiencia:

“Caballeros, el ejército estadounidense viene a Japón. Tememos que los estadounidenses abusen de nuestras mujeres: nuestras esposas, hijas y hermanas. Necesitamos un amortiguador. Además, deseamos que los estadounidenses disfruten de su estadía aquí y se conviertan en nuestros amigos. Por lo tanto, el gobierno les ordena que formen una asociación central que satisfaga la diversión de los estadounidenses”.


Este discurso ha sido recogido por Masayasu Hosaka, un periodista especializado en la historia de la guerra y la posguerra de Japón, en un reportaje publicado por Nikkan Gendai y reproducido por Japan Today.

La fuente de Hosaka es el libro “Diario de Japón”, del periodista Mark Gayn, quien a su vez contó como informante a un hombre llamado Masano Kanechika.

El 20 de agosto de 1945, cinco días después de la rendición de Japón, el gobierno japonés publicó el documento “Preparación para recibir a las fuerzas de ocupación”.


Al gobierno le preocupaba que los soldados estadounidenses ultrajaran a las mujeres japonesas y exhortaba a la gente a evitar contacto con las fuerzas de ocupación.

“Las mujeres y las niñas se abstendrán de usar ropa atrevida y, en particular, la exhibición de bustos insinuantes en público estará absolutamente prohibida”, rezaba uno de los puntos del documento.


¿Qué hizo el gobierno de Japón?

Poner en marcha la creación de “estaciones de confort”, burdeles para las fuerzas de ocupación con el fin de “salvaguardar la castidad de mujeres y niñas de buenas familias”.

Así las cosas, se formó la Asociación de Recreación y Diversión (RAA, por sus siglas en inglés), con capital puesto por el Kangyo Bank.

La RAA colocó anuncios en los periódicos para reclutar a prostitutas y recibió unas 1.500 solicitudes.

La primera estación se abrió en el distrito de Ota el 27 de agosto.

Una fábrica de municiones en Tokio se transformó en el “Palacio Internacional”, donde cada sesión costaba 50 yenes, que se dividía en partes iguales entre la mujer y la casa. Algunas atendían hasta 15 soldados por día.

De acuerdo con cálculos del periodista Mark Gayn, se atendían en Palacio Internacional alrededor de 3.750 soldados por día.

La RAA monopolizó el entretenimiento de las tropas estadounidense y llegó a contar con aproximadamente 2.000 bailarinas (la mayoría de ellas eran prostitutas).

No duró mucho la asociación. Estados Unidos decidió prohibir los burdeles ante la expansión de las enfermedades de transmisión sexual y la presión ejercida por organizaciones de mujeres en EE. UU.

Tras la disolución de los prostíbulos, muchas mujeres se fueron a las esquinas de las calles para continuar ofreciendo sus servicios.

Un grupo de prostitutas le escribió una carta al general MacArthur para que reconsiderara su decisión.

“Su Excelencia, ahora que el Palacio Internacional está cerrado, los soldados se sienten solos y nostálgicos. Hemos sentido que nuestro deber es hacer que la estadía de los soldados aquí sea placentera. Por favor, Su Excelencia, vuelva a abrir el Palacio y permítanos animar a los estadounidenses nostálgicos”.

MacArthur no dio su brazo a torcer. (International Press)

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