Dios volvió a ser argentino. En 1986 fue Diego Maradona y en 2022 se encarnó en Lionel Messi.
El Diez por fin es campeón del mundo, el único título que faltaba en su antológica trayectoria, que coronó en un partido que fue un thriller. Ni el guionista más creativo hubiera escrito -por miedo a resultar inverosímil- una final como la que disputaron Argentina y Francia , la mejor de la historia, un homenaje al fútbol (https://www.youtube.com/watch?v=wQ6sEkorkfs).
Hasta el minuto 80 era un partido plácido para Argentina. Ganaba 2-0 sin sobresaltos, controlando el juego, ante una grogui Francia que ni siquiera había pateado entre los tres palos. Dibu Martínez era un espectador de lujo.
Pero Francia tiene un monstruo con el que todo es posible. En dos minutos, Mbappé (el sucesor de Messi en el trono cuando el argentino se retire) empató el duelo con un penal y una volea de crack. A repartir nuevamente las barajas, comenzaba un nuevo partido.
Una golpeada Argentina volvió a dar una muestra de temple. Se levantó de la derrota en su debut contra Arabia Saudita y de un empate en el minuto 100 contra Países Bajos en cuartos de final, y lo hizo del mazazo francés.
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— FIFA World Cup (@FIFAWorldCup) December 18, 2022
El suplementario fue eléctrico, un partido de ida y vuelta donde el gol podía caer en cualquiera de los dos arcos. Y llegó en el de Francia, cuando en el minuto 108 Messi anotó su séptimo gol en la Copa del Mundo.
Ahora sí, el duelo parecía decidido. Pero a solo dos minutos del fin, Mbappé (¡quién más!) empató el partido para añadirle más miedo y suspenso a la película, que tuvo un episodio de infarto en las postrimerías cuando el Dibu, solo ante el verdugo, bloqueó con una pierna extendida un disparo que habría sido el triunfo francés.
Penales, otra vez. Y el Dibu, providencial otra vez. Atajó un penal y Argentina no necesitó llegar al quinto para convertirse en campeón mundial por tercera vez en su historia.
“Si no se sufre, no vale”, declaró Nicolás Tagliafico después del partido. Se podría agregar: “Cuando se sufre, después se goza más”. Bien lo saben los argentinos, y sobre todo Lionel Messi, que después de cuatro finales perdidas (un Mundial y tres Copas América), de tanta frustración e injustas críticas, llegó a la cima. (International Press)
