Hace varios años, afectada por la enfermedad de su esposo, una mujer en Japón recurrió a una persona amiga en busca de consejo.
En vez de consuelo o apoyo, le abrieron las puertas a una pesadilla. Ella no lo sabía entonces, se dio cuenta tiempo después.
La mujer, una sexagenaria, relata a la NHK que la persona amiga la llevó a la Iglesia de la Unificación, donde miraron su árbol genealógico y le advirtieron de que su hijo también podría enfermarse.
Para evitarlo, tenía que comprar rosarios budistas por un equivalente a alrededor de 850 dólares.
Esa suma fue apenas una pizca de lo que entregaría a la Iglesia a través de donaciones o la compra de objetos “espirituales”: más de 30 millones de yenes (213 mil dólares).
Más adelante, le dijeron que tenía que expiar los pecados cometidos por sus ancestros. ¿Cómo? Donando el equivalente a 72.000 dólares a la Iglesia.
Uno de los numerosos objetos que le hicieron comprar fue un frasco que atrapaba un espíritu maligno.
Cuando se hizo asidua de la organización religiosa, le pidieron que mostrara su libreta de ahorros.
Hoy, que ya no pertenece a la Iglesia (se alejó de ella hace varios años), le resulta extraño haber dilapidado tanto dinero.
Sin embargo, cuando era miembro de la organización religiosa creía en todo lo que le decían, declara a la NHK.
Con su alejamiento de la Iglesia no ha terminado su pesadilla, pues la mujer y su esposo batallan para que les devuelvan el dinero perdido.
La Iglesia aceptó devolverles 36.000 dólares, pero con la condición de que pusieran fin definitivo a sus demandas.
La pareja se negó y mantiene negociaciones con la organización para la restitución de la fortuna que gastó en ella.
La mujer afirma que lamenta profundamente haber “desperdiciado” el dinero que su “trabajador esposo” ganó. (International Press)
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