(ARTÍCULO PUBLICADO EL 13 DE NOVIEMBRE DEL 2021 EN DIARIO EL COMERCIO, LIMA, PERÚ. PUBLICACIÓN AUTORIZADA POR DICHO MEDIO Y POR EL AUTOR)
Así no se gobierna, señor presidente.
Usted sigue pretendiendo ostentar el más alto cargo de nuestra nación, haciéndolo sin concordancia con la Constitución a la que se debe. Así no se gobierna.
Usted persevera en sustituir su condición de presidente de la República por la de un dirigente sindical, incumpliendo así su mandato constitucional. Además, con esto perjudica a todos los peruanos que, habiéndolo votado o no, tenemos derechos, necesidades y expectativas. Así no se gobierna.
Usted insiste en desconocer las fronteras de las atribuciones presidenciales que conllevan límites a sus pretensiones, arengas y andanzas a media luz. Así no se gobierna.
Usted continúa incentivando el descrédito de las instituciones tutelares de la República y de la democracia representativa cuando habla de “vagancia”. Así no se gobierna.
Usted se obstina en evadir entrevistas para no contestar preguntas, no mostrarse naturalmente, no ofrecer luces ni rendir cuentas. Así no se gobierna.
Usted desplaza la meritocracia por la “lumpencracia” al nombrar funcionarios que hasta roban en supermercados y que argumentan, sin rubor, que son faltas de menor cuantía. Así no se gobierna.
Usted se obstina en evadir entrevistas para no contestar preguntas, no mostrarse naturalmente, no ofrecer luces ni rendir cuentas. Así no se gobierna.
Usted mantiene un lenguaje absolutamente inapropiado, infeliz y burdo. Incluso ha devaluado hasta la creativa expresión “palabra de maestro”, pues carece de ella. Así no se gobierna.
Usted se empeña en despreciar, manoseando su condición de jefe supremo de nuestras Fuerzas Armadas, nuestra independencia, nuestra soberanía y nuestra integridad territorial, pues las socava violando la normativa, promoviendo amigotes y removiendo comandos institucionalistas cual desestabilizador supremo. Así no se gobierna.
Usted también se conduce de igual forma con nuestra policía nacional. Así no se gobierna.
Usted prosigue saltándose la Constitución cuando nombra ministros sin que le sean propuestos por quien jefatura el Gabinete. Así no se gobierna.
Usted, cual concubino de facciones investigadas por presuntos graves delitos, se obstina nombrando batallones de incapaces y odiadores violentistas que causan estupor y arcadas. Así no se gobierna.
Usted no puede seguir encarnando un personaje simulado, aquel del humilde y noble campesino, cuando su historia real es la del marchante ‘puka’ que se tira al piso al primer grito para, groseramente, aparentar agresiones. Así no se gobierna.
Usted persiste en disolver el Congreso con sus provocaciones, influir en las entidades autónomas y en los órganos reguladores con sus indebidas intromisiones. Así no se gobierna.
Usted insiste en envilecer los valores cívicos, republicanos, democráticos y representativos con sus actuaciones, omisiones y faltas. Así no se gobierna.
Usted redobla su apuesta por argollas mafiosas, por poderosos embriagados y por comilones clandestinos que evidencian su soroche capitalino, resultando manipulador aquello de “no más pobres en un país de ricos”. Así no se gobierna.
Usted pretende obtener facultades legislativas careciendo de brújula y destino adecuados, ya que escoge navegar en la regresión, infectar los campos de plagas propias e importadas. Sus propuestas no matan gallinas, fumigan gallineros enteros. Así no se gobierna.
Usted pretende inocularnos su proyecto constitucional totalitario. Así no se gobierna.
Usted no exhibe logro alguno, no dialoga tendiendo puentes democráticos ni acuerda una agenda priorizada que enfrente las emergencias y los retos a la vista, pareciendo así un ser extraviado en la presidencia. Así no se gobierna.
Usted, presumiendo nuestra supuesta idiotez o ignorancia, nos insulta porque sabemos lo que queremos o, al menos, intuimos claramente lo que no deseamos. Repudiamos las bombas y las metrallas de sus camaradas, lloramos a nuestros muertos y no a los suyos, luminosos. Así no se gobierna.
¿Y sabe por qué así no se debe gobernar, señor presidente? Porque cavando su sepultura política arrastra indefectiblemente a todo el país dado que aún resulta un presidente accidental que no procura nuestra paz ni nuestro progreso. Y si continuara prevaleciendo su incapacidad e intrascendencia, le dedicaría solo una palabra en su epitafio político: ¡insuperable!
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