En medio del creciente riesgo de una invasión china a Taiwán, los juegos y teorías de guerra son posibilidades cada vez más reales. En ese marco es claro que un conflicto armado en esta parte de Asia no será por el control de los cielos sino de las profundidades del mar.
Estados Unidos aún conserva una ligera ventaja en guerra submarina sobre China que podría verse potenciada por el apoyo japonés y un punto débil que será difícil de superar para Pekín: la geografía.
Las bases chinas para sus submarinos se encuentran sobre aguas poco profundas, una desventaja que podría ser letal para su flota.
Una vez que los submarinos están en aguas profundas es casi imposible encontrarlos. Los submarinos japoneses y taiwaneses pueden ir directamente a aguas profundas, mientras que las naves chinas no.
Tom Shugart, un ex mando submarinista de la Armada de Estados Unidos, dijo al Nikkei que para que los sumergibles chinos lleguen al océano abierto “tendrán que transitar por diferentes puntos de estrangulamiento y estrechos entre las cadenas de islas” que los pondrán en situación muy vulnerable.
LA MISIÓN JAPONESA EN LA GUERRA
El control de los puntos de estrangulamiento podría estar en manos de Japón en un posible conflicto con China, por ejemplo cuando toque defender Taiwán.
El secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, presentó a principios de mayo de este año un nuevo concepto de “disuasión integrada” que exige a los aliados trabajar de la mano para una guerra futura que no se parecerá en nada a los conflictos vistos hasta hoy.
Los estrategas estadounidenses consideran que el papel de Japón deberá ser decisivo en el control de los “cuellos de botella” como en la cadena de islas Nansei que se extienden desde el extremo sur de Kyushu hasta el norte de Taiwán.
Esta cadena de islas incluye a Osumi, Tokara, Amami, Okinawa, Miyako, Yonaguni y Yaeyama.
“Japón podría taponar por completo la zona y obligar a los chinos a desplazarse directamente al espacio de batalla del Mar de China Oriental, donde Estados Unidos y sus aliados pueden planificar el conflicto y controlarlo”, sostuvo el politólogo americano Jeffrey Hornung.
Estados Unidos quiere que Japón se centre en la defensa, ya sea con misiles crucero antibuque o aviones de patrulla marítima P-3C para encontrar y dar caza a los submarinos chinos. Esto liberaría a la Armada Americana para concentrarse en la pelea directa.
LOS SUBMARINOS ELÉCTRICOS DIÉSEL
Por su parte, Shugart, ha sostenido que los submarinos eléctricos diésel de Japón son «especialmente aptos» para esta misión. Se trata de naves silenciosas que si tienen una ubicación estática para defender un punto resultan extremadamente potentes.
Los submarinos nucleares, como los que tiene Estados Unidos y pronto Australia, son para combate en mar abierto, perseguir a un enemigo o lanzar un misil balístico desde un lugar sin ser detectado.
Japón ha entendido el mensaje desde hace un tiempo y se prepara. En marzo de este año, el constructor naval Kawasaki Heavy Industries entregó el nuevo submarino de la clase Soryu, el Toryu, ampliando la lista de submarinos activos a 21.
En 2022 el nuevo submarino de clase Taigei, con mayor sigilo y con capacidad para permanecer sumergido más tiempo que cualquiera de los submarinos extranjeros comparables, se unirá a la fuerza. Esto finalmente tendrá una flota de 22 submarinos, un objetivo trazado por el Ministerio de Defensa japonés en 2010.
La suma de potencialidades y unidad entre los aliados deben jugar un papel importante para hacerle entender al potencial agresor que los costos y riesgos de un ataque no compensan ningún beneficio concebible. (AG/RI/NI/TW)
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