La vietnamita Nguyen Thi Hang arribó a Japón en 2016 con una visa de estudiante. El coronavirus le impidió regresar a su país y se quedó en Japón de manera ilegal. Su visa expiró en abril.
En junio, la mujer de 30 años se contactó con una conocida en Vietnam y le pidió que le prestara su tarjeta de residente para poder usarla con el propósito de encontrar trabajo en Japón.
La conocida, que había vivido varios años en Japón con visa de estudiante, le envió a Hang su tarjeta de residente y una tarjeta bancaria, revela Asahi Shimbun.
Con la tarjeta de residente, Hang encontró trabajo y, además, recibió un subsidio especial por coronavirus.
Hang, de 30 años y establecida en la ciudad de Kobe, fue arrestada por defraudar a dos gobiernos locales y violar la Ley de Control de Inmigración.
La compatriota de Hang abandonó Japón en enero, pero no entregó su tarjeta de residente, aprovechando que un extranjero no está obligado a devolverla si su ausencia de Japón es temporal.
Hang también aprovechó que los controles de documentación en Japón se han flexibilizado para que la ayuda por coronavirus llegue rápidamente a las personas afectadas por la pandemia.
Con la tarjeta de su compatriota, Hang encontró trabajó en una fábrica en Kobe y, además, solicitó y recibió 100 mil yenes (961 dólares) de subsidios que el gobierno japonés entregó a todos los residentes como ayuda ante los estragos causados por el virus.
Aunque vive en Kobe, la mujer presentó su solicitud ante el municipio de la ciudad de Narashino, en la prefectura de Chiba, donde su compatriota tiene registrada su residencia.
Más adelante, Hang realizó un cambio de domicilio y registró la tarjeta en la ciudad de Kobe, de cuyo municipio obtuvo un préstamo de 200.000 yenes (1.922 dólares) que el gobierno local otorgó para ayudar a las personas afectadas por la pandemia.
¿Cómo fue descubierta Hang? Un funcionario de la Oficina Regional de Inmigración de Osaka se dio cuenta de que la tarjeta de residente había registrado el cambio de dirección a Kobe, cuando se suponía que la mujer (la verdadera propietaria del documento) no estaba en Japón.
Ningún funcionario, ni en Narashino ni en Kobe, se dio cuenta de que la foto de la tarjeta de residente no era la de Hang porque llevaba una mascarilla cuando hacía los trámites en las oficinas. (International Press)
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