Sudáfrica se convirtió por tercera vez campeona mundial de rugby, al derrotar este sábado a Inglaterra por 12-32 en una final del torneo que parecía muy equilibrada, aunque finalmente se decantó con justicia en favor de los Springboks, dueños del segundo tiempo.
Gracias a este trofeo, Sudáfrica iguala a Nueva Zelanda en el número de copas mundiales logradas, tres, aunque los Springboks no jugaron los dos primeros campeonatos porque su país estaba excluido por su política de apartheid.
El partido se disputó en el estadio internacional de Yokohama ante 71.103 espectadores, entre ellos el presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, y el príncipe Enrique de Inglaterra.
La verdadera emoción tardó en llegar, porque la parte inicial del encuentro estuvo determinada por una sucesión de penaltis.
Poco después de comenzar el partido, en el minuto 2, Inglaterra sufrió una primera baja cuando el pilar derecho Kyle Sinckler se golpeó la cabeza al caer en un placaje, lo que le hizo perder a su equipo un jugador clave.
Estuvo varios minutos en el suelo, y pudo salir por su propio pie de la cancha para que se realizaran los exámenes por una posible contusión grave, y quedó fuera de la final. Fue reemplazado por Dan Cole.
El marcador tardó en moverse, y fue en el minuto 10 al anotar los primeros puntos el apertura Handre Pollard con un penalti de fácil conversión (0-3).
Los primeros puntos de Inglaterra también fueron por un penalti que anotó el apertura Owen Farrell en el minuto 23, lo que dejó el marcador en 3-3, mostrando lo igualado que estaba el juego a la mitad del primer tiempo.
Poco después, Pollard volvió a convertir otro penalti para Sudáfrica (m.26, 3-6).
Inglaterra estuvo muy cerca de anotar el primer ensayo hacia el minuto 33, luchando a escasos metros de la línea final, pero la férrea defensa de los Springboks se lo impidió, y la jugada se cerró con un penalti que convirtió Farrell (m.35, 6-6).
Antes de que terminara el primer tiempo, y desde cerca de la línea central, Sudáfrica subió tres puntos más por un penalti que convirtió Pollard (m.39, 6-9), y ya en el tiempo de descuento él mismo volvió a sumar tres puntos más por otro penalti (m.43, 6-12).
El segundo tiempo comenzó con lo que terminó el primero, con otro penalti que anotó Pollard (m.46, 6-15), lo que dejó una diferencia de nueve puntos a favor de los Springboks.
Y después le volvió a tocar el turno a Inglaterra, con Farrell sumando tres puntos más con un nuevo penalti logrado en una melé (m.51, 9-15). Farrell, sin embargo, falló poco después en otro penalti desde una posición muy parecida a la anterior.
Después volvió a ser el turno de Sudáfrica, con otro penalti marcado por Pollard desde una posición fácil (m.58, 9-18), lo que comenzaba a demostrar que el partido se iba a resolver a penaltis.
La impresión fue confirmada en el minuto 59, con tres puntos más de Farrell (12-18). En suma, hasta entonces seis penaltis convertidos por Sudáfrica y cuatro de Inglaterra, mientras el partido parecía cada vez más igualado, a pesar de la ventaja de los Springboks.
En el minuto 64 Sudáfrica pudo sumar tres puntos más con otro penalti que disparó Pollard cerca de la línea central, desde muy lejos, a unos cinco metros dentro del terreno propio, pero falló en la conversión.
Sin embargo, por fin llegó un ensayo, y fue gracias a Sudáfrica, en una bella jugada por el lado izquierdo que remató el wing Mazakole Mapimpi (m.66, 12-23), con conversión exitosa de Pollard.
Gracias a ese ensayo y su transformación, Sudáfrica llegó el marcador a 12-25, con una diferencia de trece puntos sobre Inglaterra, a diez minutos del final, lo que permitía a los Springboks acariciar su tercera copa mundial.
Ya estaba lanzado Sudáfrica, y en el minuto 74 volvió a sorprender a Inglaterra con un segundo ensayo del wing derecho Chelsin Kolbe y conversión de Pollard (12-32), dejando una diferencia demasiado grande para que Inglaterra se pudiera recuperar.
Ya en los últimos minutos Inglaterra fue incapaz de armar alguna jugada de peligro, con los jugadores desorientados y los sudafricanos empujando más para humillar aún más a un equipo que se había ganado la gloria al vencer a Nueva Zelanda en semifinales.
El marcador final quedó así, en 12-32, en medio del silencio de los muchos seguidores ingleses llegados a Yokohama para la fina de este mundial, que compartieron las gradas con grupos aislados de sudafricanos y muchos japoneses que, con este torneo, le han agarrado una gran afición al deporte. EFE
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