A cualquiera que no esté familiarizado con la selección de rugby de Japón le sorprenderá la diversidad étnica que la caracteriza.
De los 23 jugadores que hicieron historia al colocar a Japón por primera vez entre los ocho mejores del mundo en una Copa del Mundo, solo 11 nacieron de padres japoneses, destaca la agencia Associated Press.
El capitán del equipo, Michael Leitch, por ejemplo, nació en Nueva Zelanda. A los 15 años se mudó a Japón para estudiar y habla japonés mejor que inglés. Leitch es el rostro del rugby japonés, según AP.
Las reglas del rugby permiten que un jugador con tres años de residencia en un país en el que no nació pueda pertenecer a su selección nacional.
Así las cosas, las Flores Valientes cuentan entre sus filas con jugadores nacidos en el extranjero como Jiwon Koo (Corea del Sur), Luke Thompson (Nueva Zelanda) y James Moore (Australia).
Kotaro Matsushima, de madre japonesa y padre zimbabuense, nació en Sudáfrica.
El entrenador de la escuadra nacional, Jamie Joseph, nacido en Nueva Zelanda, defendió los colores de Japón en el mundial de 1999.
¿Cómo toman los japoneses esta diversidad? AP entrevistó a un par de hinchas que estuvieron presentes en el estadio de Yokohama donde Japón derrotó a Escocia 28-21 y clasificó a cuartos de final.
«Pienso que el equipo puede ser un espejo de esta sociedad japonesa. Poco a poco, estamos teniendo a muchos extranjeros como parte de la sociedad japonesa», dijo Hideto Itami.
«Me gustaría que todos los japoneses entendieran el cambio de la sociedad japonesa. No necesitamos preocuparnos por si la sangre es puramente japonesa o no», añadió. Para él lo importante es entender la cultura y las costumbres japonesas.
En la misma línea estuvo Asuka Mitachi, otra hincha de las Flores Valientes: «Somos un equipo muy internacional. El futuro de Japón es internacional”. (International Press)
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