Kim Won-joung tiene 67 años y es profesor de la Universidad de Comercio de Chiba. Nacido y criado en Japón, el hombre tiene ancestros coreanos.
En la década de 1970, Kim era estudiante de la Universidad Nacional de Seúl. Un día, sin mediar orden judicial, fue sacado de su dormitorio.
Las autoridades de Corea del Sur, gobernada en aquel entonces por una dictadura militar, acusaron a Kim de ser parte de un grupo de unificación coreano y recolectar información en Seúl para Corea del Norte.
En 1975, Kim fue sentenciado a siete años de prisión por violar la ley de seguridad nacional o ley anticomunista. En 1982, fue liberado y volvió a Japón, donde actualmente reside.
Kim fue uno de los estudiantes nacidos en Japón y de origen étnico coreano torturados por la Agencia Central de Inteligencia de Corea (KCIA) y encarcelados, falsamente acusados de ser espías norcoreanos.
El profesor aparece en un libro escrito por el periodista Kim Hyo-soon que narra la historia de estos estudiantes, cuenta Asahi Shimbun.
Algunos de los estudiantes condenados y encarcelados por la dictadura surcoreana fueron declarados inocentes en nuevos juicios realizados en democracia.
El autor del libro entrevistó a los exestudiantes. El periodista sostiene que alrededor de 100 personas fueron acusadas falsamente de espiar para Corea del Norte.
En 1975, cuando fue detenido el profesor Kim, el país era gobernado por el dictador Park Chung-hee y la KCIA detenía a estudiantes japoneses de origen étnico coreano señalándolos como “espías norcoreanos infiltrados en las escuelas surcoreanas”.
Kim recuerda que los interrogatorios eran muy duros. No lo dejaban dormir para debilitarlo y obligarlo a confesar que era espía de Corea del Norte. Lo golpeaban en las piernas con palos. Para que no continuaran torturándolo, terminó confesando y fue condenado.
Mientras estuvo entre rejas, no fue olvidado. En Japón, su familia, amigos, profesores y compañeros de estudio crearon una extensa red de apoyo.
Una vez liberado, Kim rehízo su vida en Japón. Volvió a estudiar y se convirtió en profesor universitario.
Su vida dio en nuevo giro en 2011 cuando un grupo de abogados surcoreanos llegó a Japón y le pidió a Kim que solicitara un nuevo juicio en Corea del Sur para limpiar su nombre.
Kim aceptó y fue sometido a un nuevo juicio que lo encontró inocente.
El juez que lo absolvió dijo: “Siento mucho que no haya forma de recuperar los períodos de su pasado que fueron arruinados”. Sin embargo, esperaba que la absolución contribuyera a aliviar su malestar.
“Ahora y en ese momento, mi país de origen es Corea”, dijo Kim, que entonces y hoy sigue preguntándose por qué surgió en Corea del Sur una dictadura militar que reprimió a la gente. “Responder a esa pregunta es el trabajo de mi vida». (International Press)
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