Después de que una junta médica concluyó que el expresidente del Perú, Alberto Fujimori, se encuentra estable y puede ser tratado de forma ambulatoria, la Clínica Centenario, donde estuvo hospitalizado después de que la justicia peruana revocó su indulto humanitario en octubre pasado, le dio de alta.
Antes de ser recluido, Fujimori envió una carta a la AFP en la que dice que se siente cerca de la muerte.
“Siento que el final está cerca”, escribe. “Volver a prisión es una condena de muerte lenta y segura”, añade.
Fujimori afirma que si en la tranquilidad de la clínica atravesó por “una peligrosa montaña rusa cardiaca, en prisión la situación será mucho más grave e inestable”.
Por otro lado, Fujimori se refirió a su gestión como presidente. “El juicio de la historia será más justo que el juicio de los enemigos políticos”.
“Podrán quitarme la vida, pero jamás mis logros”, manifiesta. “Voy camino al fin de mi vida con la satisfacción de haber ayudado a cambiar la historia de mi país”.
Fujimori también menciona a su familia. “Estoy viviendo una verdadera pesadilla. Jamás imaginé que la política podía producir tanto daño a mi familia. Siento como si una maldición hubiera caído sobre nosotros”.
La hija de Fujimori, Keiko, dos veces candidata a la presidencia del Perú, está encerrada cumpliendo una pena preventiva de 36 meses por el caso Odebrecht. Para Fujimori, su hija debe afrontar su proceso judicial en libertad. (International Press)
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