El príncipe heredero de Japón, Naruhito, y su esposa Masako, celebraron hoy sus bodas de plata cuando resta menos de un año para el ascenso al Trono de Crisantemo del sucesor de Akihito, previsto para mayo de 2019.
Naruhito y Masako expresaron su voluntad de cumplir con el nuevo papel que les espera una vez se consume la abdicación de Akihito, en una declaración difundida por la Agencia de la Casa Imperial nipona con motivo de la conmemoración de su 25 aniversario de boda.
El príncipe heredero, de 58 años, se mostró dispuesto a «asumir con firmeza el rol de emperador como símbolo del Estado, como estipula la Constitución nipona», y destacó la importancia de respetar las tradiciones de la familia imperial y al mismo tiempo «responder a los cambios en la sociedad».
En cuanto a su esposa, quien lleva más de una década padeciendo una depresión por estrés, Naruhito señaló que «está haciendo todo lo posible para recuperarse».
El príncipe heredero confía en que el pueblo nipón «adopte una mirada cálida y a largo plazo» hacia los esfuerzos de Masako, quien ha incrementando progresivamente sus apariciones públicas en los últimos años tras mantenerse alejada de otras actividades de la Casa Imperial debido a su depresión.
La princesa, por su parte, afirmó que «continuará rezando por la felicidad del pueblo» una vez se convierta en emperatriz.
Según la fecha fijada por el Gobierno nipón el pasado diciembre, el emperador abdicará el 30 de abril de 2019, casi tres años después de anunciar su deseo de renunciar al trono.
En la que será la primera sucesión en vida de un monarca en dos siglos en Japón, Akihito cederá así el Trono de Crisantemo al príncipe heredero el 1 de mayo de 2019.
El emperador manifestó por primera vez su voluntad de abandonar el cargo en agosto de 2016 a través de un excepcional mensaje televisado, pero las particularidades de la Constitución nipona y del sistema político del país asiático le han abocado a una larga espera hasta cumplir su deseo.
Masako y Naruhito se casaron el 9 de junio de 1993, tras conocerse en 1986 en una recepción organizada por los emperadores -cuando era aún príncipes herederos- en el palacio de Togu con motivo de la visita de la princesa Elena de España para inaugurar la primera magna exposición de pinturas de El Greco en Tokio.
Los medios japoneses y expertos en la familia imperial achacan la depresión que atraviesa la princesa a la presión que padece por haber incumplido «las expectativas» de engendrar un varón que pudiera heredar el milenario trono de crisantemo.
Tras sufrir un aborto en 1999, Masako dio a luz dos años después a una niña, la princesa Aiko, hoy con 16 años, quien también ha tenido problemas escolares y de salud que han marcado su vida académica. EFE
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