Reino Unido y Canadá advierten sobre el riesgo de los chikan en Japón

"Tchikan"

 

Japón tiene una bien ganada fama de país de gente honrada y respetuosa. Sin embargo, también tiene un lado oscuro y se expresa en palabras que han cruzado las fronteras del país por razones negativas.


Una de ellas es chikan, en referencia a los hombres que manosean a mujeres usualmente en trenes llenos.

Mainichi Shimbun revela que los gobiernos de Reino Unido y Canadá, a través de sus sitios web, advierten a sus ciudadanas que viajan a Japón de los pervertidos que aprovechan los trenes atestados para tocar a las mujeres. Incluso el gobierno británico usa la expresión chikan e indica que los casos de manoseo en trenes son muy comunes en Japón.

Las autoridades británicas dicen que la policía aconseja a la mujer que es víctima de un chikan gritarle para llamar la atención y solicitar a un pasajero que llame al personal del tren.


El gobierno canadiense no usa la palabra chikan, pero señala el riesgo de que se produzcan tocamientos indebidos en metros y trenes llenos en Japón.

Por otro lado, en octubre pasado se publicó en Francia un libro titulado «Tchikan», cuya autoría comparten el francés Emmanuel Arnaud y la japonesa Kumi Sasaki, y que está basado en la experiencia de esta como víctima de pervertidos en trenes en Japón desde que tenía doce años hasta los 18. Traumatizada, la chica intentó suicidarse.

La obra tuvo una amplia cobertura de los medios franceses.


La mujer declara a Mainichi que pese a que muchas niñas y mujeres son víctimas de los chikan, nadie, en la escuela o su familia, le enseñó qué tenía que hacer. Con su libro esperar crear mayor conciencia sobre el tema.

En 2016, hubo 3.217 casos reportados de chikan, según la Agencia Nacional de Policía.


La cifra real, sin embargo, estaría muy lejos de la oficial. El experto en salud mental, Akiyoshi Saito, que trata a delincuentes sexuales, afirma que la cifra oficial es solo la punta del iceberg. Estima que el número real de víctimas supera las 100.000 anuales.

Saito, autor de un libro titulado “La razón por la cual los hombres se vuelven chikan”, sostiene que el fenómeno tiene poca base en el deseo sexual y que está más relacionado con el alivio del estrés o la necesidad de ejercer poder sobre la víctima.

Hay chikan –dice– que tienen interiorizado un sistema de valores de dominación masculina y subyugación femenina y justifican sus abusos diciendo cosas atroces como: «Trabajé duro todo el día, así que está bien que manosee a mujeres».

El especialista afirma que el chikan es una forma de adicción y que son necesarios unos tres años de tratamiento para que el hombre se arrepienta de sus abusos y cambie su sistema de valores. Y para que no vuelva a delinquir se necesita más tiempo aún. Por ello, considera fundamental que el tratamiento comience en las primeras etapas para minimizar el daño. (International Press)

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