Quito.- El estadio Olímpico Atahualpa se arrodilló hoy ante la magia del astro argentino Lionel Messi, quien con un triplete resolvió la difícil papeleta con la que Argentina había llegado hoy a Quito: ganar el pase al Mundial de Rusia.
«Se puso el equipo al hombro», «No se lo puede dejar solo», decían los comentaristas ecuatorianos del partido mientras describían la astucia del astro argentino, a quien no dudaron en describir una y otra vez como «mejor jugador del mundo».
Tampoco la grada le hizo feos, y de tanto en tanto se escuchaban en el estadio los gritos de «Messi, Messi», incluso desde las filas ecuatorianas.
La Pulga comenzó su «danza ecuatoriana» en el minuto 12, cuando marcó el tanto del empate a un gol de los anfitriones que apareció a los 37 segundos y llegó a despertar falsas ilusiones.
A partir de ahí, fue todo magia «messiánica» hasta el 1-3 definitivo.
«Toma la pelota Messi y el estadio se queda callado», decía un comentarista, todo lo contrario a cuando el árbitro dio la pitada final y los «Messi, Messi» volvieron a inundar el estadio Atahualpa, en pleno centro urbano de la capital ecuatoriana.
Y es que la Pulga superó en Quito toda una prueba de carácter cuando, con toda la presión de su país encima, supo estar a la altura de las circunstancias y situar a su equipo en la tercera posición de la clasificación y, con ello, en el ansiado Mundial de Rusia.
La magia derrochada por Messi y sus amigos no eclipsó sin embargo el potencial de la joven generación del fútbol ecuatoriano, aquella en la que Jorge Célico, el flamante técnico interino de la Tri, había puesto sus esperanzas, a pesar de la descalificación matemática desde la semana pasada.
Con apenas un mes al frente de la selección ecuatoriana, desde que la Federación nacional se deshizo en septiembre del también argentino Gustavo Quinteros, Célico buscó renovar filas y dar una oportunidad a los jugadores menos conocidos, aquellos que juegan en la liga local.
Lo hizo con la intención de iniciar un nuevo proceso generacional con miras al Mundial, pero no ya al de Rusia sino al de Qatar 2022.
La selección ecuatoriana, dirigida hoy por el argentino Patricio Lara -Célico estaba sancionado- afrontó a un rival mucho más poderoso con dignidad y firmeza, y a pesar de la derrota, hasta dejó buen sabor de boca. EFE
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