El Gobierno de EE.UU. ordenó hoy el cierre del Consulado de Rusia en San Francisco y de dos anexos diplomáticos, uno en Washington y otro en Nueva York, antes del 2 se septiembre, informó el Departamento de Estado en un comunicado.
La medida responde a la decisión del Kremlin de ordenar en julio pasado que Estados Unidos reduzca en 755 personas el número de diplomáticos y colaboradores que trabajan en su embajada en Moscú y en los consulados de San Petersburgo y otras ciudades.
Rusia dio ese paso, que EE.UU. debía aplicar antes del 1 de septiembre, para igualar la presencia diplomática estadounidense con el mismo número del personal diplomático que el Gobierno ruso tiene en Estados Unidos.
«EE.UU. ha aplicado completamente la decisión del Gobierno de la Federación Rusa para reducir el tamaño de nuestra misión en Rusia. Creemos que esta acción fue injustificada y perjudicial para la relación en general entre nuestros países», afirmó la portavoz del Departamento de Estado, Heather Nauert, en el comunicado.
«Siguiendo la paridad invocada por los rusos, requerimos que el Gobierno ruso cierre su Consulado General en San Francisco, un anexo de la cancillería en Washington Dc y un anexo consular en la ciudad de Nueva York. Estos cierres deben efectuarse antes del 2 de septiembre», subrayó Nauert.
Con la medida adoptada por EE.UU., precisó la nota, ambos países continuarán su labor diplomática con el funcionamiento de tres consulados cada uno.
«Aunque seguirá habiendo una disparidad en el número de diplomáticos y anexos consulares, hemos elegido permitir al Gobierno ruso mantener algunos de sus anexos en un esfuerzo por detener la espiral descendente de nuestra relación», indicó la portavoz.
«EE.UU. espera que, tras avanzar hacia el deseo de paridad de la Federación Rusa, podamos evitar más acciones de represalia de ambas partes y avancemos hacia el logro del objetivo declarado de ambos presidentes: mejorar las relaciones entre nuestros dos países y aumentar la cooperación en áreas de mutuo interés», indicó.
Con todo, EE.UU. -agregó- «está preparado para adoptar más acciones si fuera necesario y justificado».
La relación entre Washington y Moscú se ha tensado desde la decisión rusa de disminuir la presencia diplomática estadounidense en Rusia.
El pasado 2 de agosto, el presidente de EE.UU., Donald Trump, promulgó a regañadientes una ley que impone nuevas sanciones contra Rusia, al subrayar su «preocupación» porque limita su poder para levantar ese castigo sin la aprobación del Congreso.
La ley, aprobada por abrumadora mayoría bipartidista en las dos Cámaras del Legislativo, contempla sanciones que afectan a la industria petrolera y minera de Rusia por su supuesta injerencia en las elecciones de 2016 en EE.UU. para perjudicar a la demócrata Hillary Clinton, derrotada por Trump.
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