Desde marzo ha ocurrido varias veces en estaciones de Tokio: chikan que tras ser pillados o confrontados por sus víctimas huyen saltando a las vías del tren y corriendo por ellas hasta desaparecer de vista.
Además del acto ilegal de manosear a una mujer en un tren, se añaden dos problemas, según Mainichi Shimbun: es muy peligroso (el chikan puede morir atropellado por un tren, como ya ocurrió una vez) y perjudicial para la compañía ferroviaria, JR, y los pasajeros, pues por motivos de seguridad el servicio debe suspenderse.
Hace poco, el 13 de abril, a las 7:50 a. m. (hora punta), un hombre escapó de la estación de Ryogoku tras ser acusado de chikan. Apenas el tren se detuvo en la estación, el sujeto se zafó de las dos mujeres que lo tenían tomado, saltó a los rieles, corrió unos 50 metros, trepó una valla metálica y desapareció.
De acuerdo con testigos, lo último que se le escuchó decir fue “¡No fui yo!”.
Los policías siguieron al hombre y el servicio se paralizó durante unos veinte minutos. Un pasajero, empleado de una compañía, se quejó porque llegaba tarde al trabajo.
Los incidentes han tenido lugar en horas punta, con los trenes llenos. Cualquier retraso perjudica a muchos pasajeros que no pueden llegar a tiempo al trabajo.
La policía de Tokio no ha podido hallar hasta el momento a ninguno de los chikan.
En 2003, un hombre acusado de manoseo saltó a las vías en su intento por huir, pero murió tras ser atropellado por un tren. (International Press)
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