En febrero, en la ciudad de Yokkaichi, prefectura de Mie, una mujer de 47 años, furiosa por los resultados de los exámenes de ingreso a la universidad de su hijo de 18, tomó un cuchillo y se acercó a él para atacarlo.
El adolescente tomó de la muñeca a su madre y consiguió que se le cayera el cuchillo. Eso no disuadió a la mujer, que empujó a su hijo y saltó sobre él con la intención de estrangularlo.
El menor cogió entonces el cuchillo y apuñaló a su madre.
El crimen fue llevado a un tribunal de familia, que decidió enviar al adolescente a un reformatorio. Los jueces determinaron que el asesinato fue un “exceso” de defensa propia, informó Mainichi Shimbun.
El tribunal hizo hincapié en que el chico apuñaló siete veces a su madre y era consciente de que ella podía morir. Por ello, fue más allá de la legítima defensa propia.
Tras apuñarlarla, el chico escondió el cuerpo en un cobertizo. Al percibir movimientos involuntarios del cuerpo de su madre, la golpeó en la cabeza varias veces con una mancuerna y trató de asfixiarla con una toalla.
No obstante, el tribunal subrayó que el trágico incidente sugiere que la mujer crio de manera inadecuada a su hijo y que por ello su personalidad fue distorsionada.
Para los jueces, el adolescente debe ser rehabilitado y someterse a una educación correctiva durante un largo periodo de tiempo.
En declaraciones recogidas por Mainichi, el profesor de derecho Osamu Watanabe calificó la decisión como inusual debido a que los tribunales en la actualidad suelen castigar severamente a los menores que cometen delitos como el reseñado.
Sin embargo, valoró el fallo, pues brinda al adolescente la oportunidad de rehabilitarse considerando que su crimen puede atribuirse a la manera en que fue educado. (International Press)
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