En noviembre de 2008, en Japón, una mujer que trabajaba en un concesionario de coches usados le confesó a un colega que sufría trastorno de identidad de género.
La revelación llegó a oídos de la empresa, que despidió a la mujer alegando que “corrompía” la moral del centro de trabajo.
Así las cosas, la mujer desarrolló una depresión que la empujó al suicidio en enero de 2009. Apenas tenía 29 años.
La familia de la mujer buscó una compensación al considerar que su muerte estaba relacionada con el despido. Sin embargo, la oficina de normas laborales de Iwakuni, Yamaguchi, desestimó la petición.
Los deudos recurrieron a la justicia, que también les dio la espalda.
El Tribunal de Distrito de Hiroshima rechazó la solicitud de compensación, informó Jiji Press.
Si bien el tribunal reconoció que la revelación de que la mujer sufría el trastorno le provocó un fuerte estrés, negó que hubiera un nexo entre la depresión y su trabajo.
«Las personas con trastorno de identidad de género tienden a desarrollar depresión”, sostuvo. (International Press)
Be the first to comment