Donald Trump consiguió su primera gran victoria frente al sector del automóvil, con el anuncio de Ford de la cancelación de una inversión de 1.600 millones de dólares en México el mismo día que el presidente electo amenazó a General Motors (GM) por producir vehículos en el país latinoamericano.
Trump inició el día lanzando un ataque frontal contra General Motors en la forma de un tuit.
«General Motors está enviando el modelo Chevy Cruze hecho en México a los concesionarios de EEUU sin tarifas. ¡Fabrique en EEUU o pague un gran arancel aduanero!», escribió el presidente electo en su cuenta de Twitter, medio que usa habitualmente pasa expresar sus ideas.
La respuesta inmediata de los mercados al mensaje de Trump fue la venta de acciones antes de la apertura de los mercados.
Los títulos de GM perdieron alrededor de un 1 % pero se recuperaron después de que la compañía emitiera un comunicado que dejó claro que la empresa sólo importa una pequeña cantidad de Cruze producidos en México.
«Todos los Chevrolet Cruze sedán en venta en Estados Unidos son producidos en la planta de montaje de GM en Lordstrom, Ohio. GM produce el Chevrolet Cruze de cinco puertas para mercados globales en México y un pequeño número es vendido en Estados Unidos», explicó el fabricante.
Pero poco después, Ford lanzó su propia «bomba informativa». El presidente de la compañía, Mark Fields, anunció en una rueda de prensa convocada a primera hora de la mañana una serie de medidas, entre ellas la cancelación de una inversión de 1.600 millones de dólares en México.
Ford tenía previsto construir una nueva planta de montaje de vehículos en la localidad mexicana San Luis de Potosí para producir la nueva generación del Ford Focus.
La inversión de 1.600 millones de dólares en San Luis de Potosí era parte de la estrategia de Ford de producir sus vehículos más pequeños en México, donde los costes laborales son un tercio de los de EE.UU., para aumentar la rentabilidad de los automóviles más baratos.
Pero los planes de Ford habían sido criticados por Trump durante la campaña electoral que culminó con su victoria en las elecciones presidenciales del pasado 8 de noviembre.
En septiembre del año pasado, Trump amenazó a Ford con unos aranceles aduaneros del 35 % para aquellos vehículos producidos en México e importados en Estados Unidos si la compañía mantenía sus planes de construir la planta de San Luis de Potosí.
Trump afirmó entonces que la decisión supondría el despido de trabajadores en Estados Unidos, algo que Fields negó con vehemencia, y añadió que si llegaba a la Casa Blanca lo impediría.
«¿Sabes lo que va a pasar? Nunca se van a ir (a México)», declaró entonces el presidente electo.
A pesar de las negativas de Fields, Trump obtuvo su primer gran triunfo en el sector del automóvil estadounidense.
En una entrevista con la televisión estadounidense CNN, Fields negó que la cancelación de la inversión en México fuese una concesión al presidente electo.
«No hemos llegado a un acuerdo con Trump. Lo hemos hecho por nuestro negocio», declaró.
Pero la coincidencia entre el tuit de Trump contra GM y el anuncio de Fields parecen apuntar a la coordinación entre el presidente electo y Ford, especialmente porque el fabricante decidió cancelar la planta mexicana hace más de una semana.
El vicepresidente del sindicato estadounidense United Auto Workers (UAW), Jimmy Settles, reconoció que se enteró de la decisión de Ford hace una semana.
Ford si admitió que el presidente del consejo de administración de la empresa, Bill Ford, habló con Trump para comunicarle la decisión de cancelar la inversión de San Luis de Potosí.
Fields ofreció su respaldo a Trump al añadir que «vemos un ambiente más positivo para el sector manufacturero estadounidense bajo el presidente electo Trump y las políticas de crecimiento y las propuestas de las que está hablando».
A pesar de la cancelación de la construcción de la planta de San Luis de Potosí, el Ford Focus no se producirá en Estados Unidos.
En un comunicado, Ford indicó que producirá la nueva generación del modelo Focus en la planta de montaje de la ciudad mexicana de Hermosillo «para mejorar la rentabilidad de la compañía». (EFE)
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