En julio de este año, un estudiante de un koko de Fukushima se mudó de preparatoria. Había sido víctima de abuso físico por parte de un profesor del club de sumo de la escuela.
Los padres de la víctima reportaron los maltratos al koko, pero este no actuó con rigor para sancionar al mal profesor. Casi medio año después, su director admitió en conferencia de prensa que subestimaron el problema y que están considerando castigar al abusivo. Por lo pronto, le han ordenado que no acuda a trabajar para que “reflexione sobre sus acciones”.
Pese a saber del abuso y juzgar “excesiva” la violencia empleada contra el estudiante, la escuela permitió que el profesor continuara trabajando. Solo le pidió al profesor que presentara una nota de reflexión sobre sus malas acciones.
El koko justificó su tibieza con la excusa de que el agresor era «un profesor con potencial», informó Mainichi Shimbun.
El director, Hiroyuki Matsui, se disculpó por no haber actuado con rapidez para castigar al profesor e investigar el caso.
El maltrato era sistemático. El entrenador, que trabaja en la escuela desde abril de 2015, llegó a golpear al estudiante en la cabeza con un mazo de goma y atacarlo con un escobillón después de una práctica mientras el adolescente estaba desnudo en el baño.
No era el único que lo maltrataba. Otro entrenador del club, que ya no trabaja en la escuela, lo amenazó con una sierra mientras hacía largatijas en una práctica.
Matsui no fue claro cuando se le preguntó si otros miembros del club de sumo habían sido víctimas de actos violentos. Solo dijo que investigaría.
La escuela ha suspendido temporalmente las actividades del club.
En 2013, el Ministerio de Educación de Japón notificó a los gobiernos de todas las prefecturas del país para se pusiera fin a los castigos físicos en las escuelas. La decisión se tomó después de que en 2012 un menor que pertenencía el equipo de baloncesto de un koko en Osaka se suicidara por los castigos corporales que sobre él ejercía el entrenador.
En línea con lo dispuesto por el gobierno central, el de Fukushima pidió a todas las escuelas de la prefectura que le informaran sobre los casos de castigo físico a estudiantes.
El koko, sin embargo, no reportó al gobierno de Fukushima el abuso sufrido por el estudiante del club de sumo. ¿Cuál fue la excusa de su director? Que no consideraron necesario hacerlo.
En otras palabras, no hicieron nada.
El lunes la escuela organizó una reunión en la que el director se disculpó y aseguró que tomarán medidas contra la violencia. Veremos si pasan a los hechos y no se quedan solo en palabras. (International Press)
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