Por @JorgeBarrazaOK
No tiene los nombres rutilantes del Balón de Oro de France Football ni el glamour de la gala del The Best de la FIFA, pero es lo que hay en el continente. Y a fuerza de mantenerla por tres décadas se fue haciendo tradición. Hablamos de “Rey de América”, la distinción anual que el diario El País de Montevideo realiza desde 1986. Mucha gente piensa que estos premios están arreglados, que son exclusivamente producto del marketing o la promoción, pero no es así. Son legítimos, y muy atractivos. Antiguamente, un cable de pocas líneas informaba qué jugador europeo había obtenido el Balón de Oro. Y el agraciado recibía el trofeo en una sencilla ceremonia de dos minutos previo a un partido de su club. Una foto y ahí terminaba todo. No se hablaba del tema ni el día anterior ni el posterior. Ni siquiera hubo repercusión cuando Di Stéfano y Sívori conquistaron el premio, a favor de la doble nacionalidad que tenía la mayoría de los jugadores argentinos que iban a España, Italia o Francia. Ahora se habla, se escribe y se debate todo el año y el Balón de Oro genera un interés superlativo, sobre todo desde que Messi y Cristiano Ronaldo monopolizaron el trofeo, marcando una era.
“Siempre los mismos”, se quejan muchos. Se explica porque los demás no logran superarlos. Y año tras año son candidatos impecables, brillantes. Ser Balón de Oro exige una estatura futbolística inmensa. Repasando las últimas ediciones comprobamos que, argumento más o menos, todos los premios estuvieron acertados. No hubo otro que rayara tan alto como Messi o Cristiano. En 2010, el voto de los periodistas casi convierte en vencedor a Wesley Sneijder, un buen futbolista que había ganado el triplete con el Inter. No obstante, su incidencia en los títulos fue moderada. Ahora se aprecia que hubiese sido un error dárselo al holandés, de quien ya nadie se acuerda. Lo mismo aconteció con Ribery. Muchos pretendían adjudicárselo por los éxitos del Bayern, pero este es un honor individual. No es cuestión de elegir a un jugador del club que más ganó, sino, de entre los que más brillaron individualmente, al de más laureles o que mayores méritos hizo (los goles son una razón poderosa).
El Futbolista de América nació en 1971 en El Mundo, de Caracas, por el afán del gallego Lázaro Candal. “Los diarios de Venezuela ni hablaban de fútbol; para dar un impulso se me ocurrió apostar por una elección del mejor jugador de América, como hacía France Football en Europa. Funcionó muy bien durante 22 años (1971-1992) y luego no pude competir con El País de Uruguay», dice Lázaro, quien llegó como futbolista a la tierra de Bolívar y se convirtió en periodista. Después de más de cuarenta años en Caracas, hace cuatro retornó a su Coruña natal. Y sigue en la cuerda del periodismo.
El País advirtió que el impulso de Candal se desinflaba en El Mundo, hizo su propia nominación y tomó la delantera hasta quedarse en exclusiva con la elección. De los nombres de oro de los ’70 y ’80 -Tostao, Pelé, Elías Figueroa, Teófilo Cubillas, Kempes, Zico, Maradona- el éxodo constante y masivo de estrellas, y cada vez más jóvenes, obligó a elegir figuras más terrenales, porque se premia únicamente a quienes juegan en América. Hasta debieron modificar el reglamento y ampliar la base de elección, dado que los nombres eran cada vez más modestos. Sin embargo, el galardón se mantuvo. Y los jugadores se sienten halagados al recibirlo. Los nombres de Riquelme, Tevez, Neymar le dieron cierto brillo en los últimos años, salpicados con otros menos rutilantes, como el último, el uruguayo Carlos Sánchez, un magnífico volante mixto que ha tenido un rendimiento altísimo en los tiempos recientes, pero lejos del fulgor de aquellos próceres futboleros de la primera época.
Este año el panorama ofrece mejores posibilidades; hay dos candidatos de alto mérito: Miguel Ángel Borja y Gabriel Jesús. De ahí no debería salir la elección. Borja fue campeón de la Libertadores con Nacional marcando goles particularmente decisivos, llegó a la Selección, es el goleador de la Copa Sudamericana y pudo ser campeón de la misma si la tragedia del Chapecoense no hubiese derivado en que declararan vencedor al club brasileño a manera de homenaje. Además lleva marcados a día de hoy 39 goles en la temporada. Por tal acumulación, Borja hubiese sido seguro ganador en años anteriores, sin embargo este año tiene un competidor temible: Gabriel Jesús.
El joven brasileño -19 años en abril pasado- es el último gran talento que acaba de exportar Sudamérica. Excelente definidor, goleador y asistidor en virtud de sus amplias condiciones técnicas, campeón olímpico en junio, ganador con Palmeiras del Brasileirão una semana atrás, autor de 35 goles en el año entre club y selección. Y lo más espectacular: su llegada a la Verdeamarelha de la mano de Tite. El DT lo puso desde el primer partido que dirigió y Gabriel Jesús se atornilló como titular, marcó 5 goles y dio 3 asistencias en sus 6 juegos de la Eliminatoria. Además, sintonizó con Neymar y Philippe Coutinho. Un año mágico. Y después de todas las mieles, se incorporará al Manchester City tras el año nuevo.
El veredicto se conocerá, como siempre, a media mañana del próximo 31. Juan Pablo Romero, redactor de El País que coordina la encuesta, no puede adelantar los votos, aunque admite que Borja y Gabriel Jesús han recibido muchos. El brasileño ya cerró su año; a Borja le quedan dos balas en la recámara: está en Tokio con Atlético Nacional por el Mundial de Clubes. Tiene dos partidos más para aumentar su marca goleadora y, sobre todo, para mostrar sus condiciones ante rivales de otros continentes. Podría vivir una tarde consagratoria ante el Real Madrid si ambos pasan a la final.
Franco Armani, el excelente volante venezolano Alejandro Guerra y Macnelly Torres también han sumado votos. Integran un segundo pelotón. Luego, ya con menos posibilidades, aunque con varios electores, vienen el zaguero ecuatoriano Arturo Mina y el cada vez más ascendente peruano Christian Cueva. El viernes 23 cierra la compulsa. Salvo un volantazo inesperado, será una carrera cabeza a cabeza entre colombiano y brasileño.
(*) Columnista de International Press desde 2002. Ex jefe de redacción de la revista El Gráfico.
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