Por Jorge Barraza
Tiene el poder de cambiar el humor en Sudamérica. De alegrar, amargar, entristecer o entusiasmar a millones de personas. Es la Eliminatoria. El estado de ánimo se mueve al compás de los resultados. Ganó la Selección, felices. Perdió, enojados. La mejor muestra, la más simpática, proviene de la prensa paraguaya, que dedicó críticas feroces a la Albirroja al ser eliminada en la Copa América. El viernes, tras la sólida victoria sobre Chile, el importante diario ABC Color tituló con dulzura: “¡Garra, amor y corazón!”. Medió sólo un partido.
En el caso de esta clasificatoria en particular, el vaivén es más notable porque todos ganan y pierden, hoy están abajo y mañana arriba. Matemáticamente, todos tienen chances dado que con 28 puntos se clasifica y aún faltan 33 por disputarse. En cambio, futbolísticamente, hay siete aspirantes reales. Y los siete están juntitos en cuatro puntos de diferencia. Además, cualquiera de esos siete podría perfectamente perder frente a los tres de abajo: Bolivia, Perú y Venezuela. Como decimos hace años, esta es la Eliminatoria más difícil del mundo. Aquí no hay Andorras ni Maltas, todo es peliagudo.
Fue la jornada de las estrellas. Comenzó con un James inspirado: precisa definición de derecha, brillante asistencia de izquierda. Y entre una y otra, la clase para el toque y la asociación en cada maniobra. Es recíproco: Colombia potencia a James, y James potencia a Colombia. El abrazo con Pekerman explica por qué aquí brilla y en el Madrid no. El penal no cuenta porque el partido estaba definido y porque todos fallan penales, los normales y los muy cracks. Está cada vez más difícil el penal para el ejecutor. Los arqueros son halcones que llegan a todas, tienen estudiado al ejecutor. Y ese factor invisible que es la presión… ¿Cómo un jugador que puede hacer un gol histórico como el de James a Uruguay en el Mundial, clavándola a un ángulo desde 25 o 28 metros, rodeado de cinco rivales, sin tiempo y en movimiento, luego falla con pelota detenida desde 11 metros…? Simple: la presión. Lo mismo vale para Bacca.
Esta es la Eliminatoria más difícil del mundo. Aquí no hay Andorras ni Maltas, todo es peliagudo.
Le siguió Neymar, en la mejor actuación que este cronista le haya visto. En una nueva versión de volante armador que ya reveló en los Juegos Olímpicos. Bajó diez metros, se ubicó más al centro y se convirtió en titiritero. Se aleja un poco del gol, claro, pero crecerá como futbolista. Desde atrás se le agranda el panorama, encuentra espacios, tiene el arco de frente. Hasta le mejora su déficit principal, el pase. Ney destrozó a Ecuador en el segundo tiempo con gambetas, diagonales y habilitaciones preciosas.
Terminó Messi, una vez más figura rutilante de Argentina. Él la hizo ganar. Le imprimió la chispa, la conducción sabia, el gol. Un gol inventado de la nada, estando rodeado por siete uruguayos, en lo que ya es una foto símbolo: Messi cercado por muchos rivales. Entregó, como siempre, cinco o seis maniobras que nadie más puede hacer, como ese caño genial a Corujo estando apretado por otro marcador. Por eso decimos siempre que el compacto con lo mejor de Messi puede durar 24 horas. Y todo es sublime. Sin él en los primeros cuatro partidos, Argentina marchaba sexta a siete puntos del líder, Ecuador. Volvió el genio, fue decisivo en los tres juegos siguientes, ganaron y ahora es puntero el equipo de Bauza. Influencia absoluta.
Fue una tarde-noche atípica: en una séptima fecha debutaron cinco entrenadores en la Eliminatoria (Dudamel ya había dirigido en la Copa América). Cuatro ganaron y, lo que es más valioso: mejoraron a sus equipos. Habíamos dicho que no podía caber ninguna duda de que Tite levantaría a Brasil. Es casi un calco de Reinaldo Rueda: la capacidad, el aplomo, el criterio, el don de gentes. Los jugadores lo aprecian y, cuando eso se da, se nota en la cancha: se manifiestan mejor, dan todo. Y además muestra un historial cargado de títulos, Tite. Fue otro Brasil. ¡Ojo…! El que recibirá a Colombia en Manaos es una versión totalmente distinta de la vista en Estados Unidos.
Bauza cuenta, como Tite, con la ventaja de la personalidad: tiene inteligencia emocional, lo que en el barrio definen brevemente como “tener calle”. Es simple y maneja bien el vestuario. Nadie extraña a Dunga ni a Martino… También Argentina puede progresar con Bauza. Ganó bien la Albiceleste, aunque debe puntualizarse la flojedad casi extraña de Uruguay. Fútbol nunca le sobra, pero esta vez ni garra, ni rebeldía. Y jugó exactamente 50 minutos con un hombre más por la injusta expulsión de Dybala. Casi no pateó al arco la Celeste.
Paraguay se sumó al lote de pretendientes no sólo por su triunfo sobre el bicampeón de América (que hoy está séptimo), sino por la fuerza anímica que mostró el equipo, su determinación, y porque le han aparecido algunos talentos importantes. Uno de ellos, Óscar Romero, el “10” de Racing, que tiene una zurda parecida a la de James. Hace todo positivo, todo bien Romerito. Marcó un golazo, abrió brechas con sus gambetas. Agregamos a Micky Almirón, otro zurdo magnífico, por el que Lanús pide 13 millones de dólares. Y está bien tasado. Un volante que puede llegar a ser brillante. Otro es Jorge Moreira, magnífico lateral derecho de marca y juego. Y uno más es el joven caudillo de la defensa Gustavo Gómez. Es la gran noticia de la fecha: se agregó Paraguay a la discusión. Y va a dar guerra…
En Ecuador ya hay movimientos de ciertos medios para echar al técnico Gustavo Quinteros tras la derrota con Brasil. Una locura completa. Con Quinteros, la Tricolor ganó los cuatro primeros juegos y acaso muchos pensaban que seguiría así hasta el final.
Telón: dado que las posiciones están tan apretadas, pueden llegar a ser fundamentales los goles, Colombia lo sabe por experiencia: quedó fuera del Mundial 2002 por un gol (igualaron en 27 puntos, pero Uruguay tenía +6 de diferencia de gol y Colombia +5). En un partido muy favorable como fue el de Venezuela, el Pekerman Team tuvo ocasiones como para hacer cuatro, cinco, fueron sólo dos. La diferencia de gol puede ser un punto adicional.
*Ex articulista de El Gráfico y director de la revista Conmebol, (a) International Press.
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