Naoki cantó con entusiasmo, desentonó mucho, pero hizo rugir y bailar al público que llenó el hall del Studio Coast.
Más que por el parecido a Marc Anthony, el japonés Naoki Suzuki ganó por simpático y atrevido. Fue aclamado por el público como el mejor del Concurso de Imitación (al estilo Yo Soy) que se realizó ayer domingo 24 de julio en el Festival Perú Kyodai 2016 que tuvo lugar en el Studio Coast en Shin-kiba.
La secuencia fue conducida por el popular Adolfo Aguilar, el presentador original del reality de imitadores Yo Soy que transmite el canal Frecuencia Latina en Perú y que llegó a Tokio con la cantante Maricarmen Marín, la estrella del festival.
Naoki es un salaryman de 35 años que en su tiempo libre hace de DJ en la discoteca de salsa Las Risas de Tokio. No entiende español, pero de tanto hacer sonar los discos de Marc Anthony apenas tuvo problemas con la letra de la canción.
La caracterización del personaje fue interesante. Aunque del peinado original hubo poco, los lentes oscuros, la vestimenta de sport informal y las clásicas contorsiones del borigua ayudaron bastante. En las fotos hasta se le pareció.
Naoki cantó con entusiasmo, desentonó mucho, pero hizo rugir y bailar al público que llenó el hall del Studio Coast.
DJ Lando, quien lo conoce desde antes y que dirigió la prueba de sonido previa al show, afirmó que Naoki es capaz de cantar mucho mejor de lo que hizo. «En la prueba de sonido estaba muy bien. Ante el público se puso nervioso y empezó a gritar», comentó Lando.
Entre tanto, Naoki dijo que es consciente que debe mejorar mucho y expresó su agradecimiento al público por sus aplausos. Contó que quiere conocer Perú, Cuba, Puerto Rico y otros países de la región, más a aún después de su inesperado éxito en la fiesta del domingo.
Conociendo como son los japoneses cuando se proponen algo, es posible que en Shin-kiba hayamos presenciado el nacimiento del primer «Marc Anthony nipón».
La segunda imitación más aplaudida del concurso fue la de “Olga Tañón” a cargo de la peruana Diana Elizabeth Abarca Higa. (International Press)
De verdad, pero de verdad, con el perdón de los venidos desde tan lejos, el japonés fue lo mejor de la tarde. Es bien raro encontrarse con un ponja caradura tan simpático porque cantó horrible, pero nos hizo mover el esqueleto.