Un gran espectáculo que deja a los espectadores con ganas de más
Alicia García de Francisco / EFE
Con grandes dosis de espectáculo pero también respetando el espíritu de la saga, J.J. Abrams se ha puesto claramente al servicio de la aventura galáctica creada por George Lucas y ha construido una séptima entrega en la que, como su nombre indica, la fuerza se despierta y lo hace a lo grande.
Con dos horas y cuarto de metraje, «The Force Awakens», que se estrena el viernes, cumple las enormes expectativas levantadas desde que se anunció su rodaje, con grandes escenas de acción, momentos hondamente sentimentales, mucho humor y personajes tan variopintos como estrafalarios.
Y deja a los espectadores con ganas de más, principio básico de toda trilogía que se precie.
En este caso es la primera película de la tercera trilogía -que se completará en 2017 y 2019-, la que culminará una historia que llegó al cine en 1977 con «Star Wars» y que promete cerrar todas las tramas y acabar de una vez con la lucha entre el lado bueno y el malo de la Fuerza que domina la galaxia.
De momento, los protagonistas originales regresan a la saga. Han Solo (Harrison Ford), la princesa Leia (Carrie Fisher) y Luke Skywalker (Mark Hamill) hacen de nexo de unión entre la primera trilogía -en realidad la segunda según el orden de los acontecimientos- y esta tercera.
Aunque no son los protagonistas de esta nueva aventura, Ford tiene un papel destacado en una película en la que el peso de la historia reposa sobre tres recién llegados a la saga: Daisy Ridley, John Boyega y Kylo Ren, que interpretan a Rey, una chatarrera, Finn, un soldado y Ren, un complejo villano.
Junto a ellos, un cuarto en discordia en lo que a protagonismo se refiere, Óscar Isaac, el piloto más avezado -y el más irreverente- de la galaxia en una película con bastantes toques de humor.
Todos ellos están unidos por diferentes lazos, algunos personales en un entramado de parentescos que hacen la historia más interesante para los seguidores de la saga.
Y aunque se trata de personajes muy diferentes a los de Solo, Leia y Luke, mantienen el espíritu que Lucas siempre buscó en la saga: la eterna lucha entre el bien y el mal.
Como ya avanzaron los tráilers, Rey es la heroína de la historia en el episodio más feminista de toda la saga. Es lo mejor de la película y una más que digna heredera de los héroes originales, que también están muy presentes en «The Force Awakens» pero que no eclipsan a los nuevos personajes.
El esquema es muy similar al de las seis películas anteriores.
Obviamente mantiene la tradición del inicio, con un breve resumen escrito de en qué punto exacto empieza la historia con la fantástica música de fondo de John Williams -que ha realizado una gran renovación del tema mítico, que es nuevo y viejo al mismo tiempo, algo muy difícil de lograr-.
Mientras el mensaje se desliza por la pantalla se conoce que Luke lleva años desaparecido, que los miembros de la Resistencia le buscan y que la Primera Orden ha relevado al emperador, muerto a manos de Darth Vader en «Return of Jedi», como malvada fuerza dominante de la galaxia.
El líder supremo es probablemente lo único decepcionante de la película, pero no así sus acólitos ni la fuerza desplegada por ese reverso tenebroso de la fuerza que atrae tanto a algunos de los personajes como a muchos de los seguidores de la saga.
Y en esta película Abrams, sobre el guion que firma junto a Lawrence Kasdan y Michael Ardt, cuida mucho el equilibrio entre los buenos y malos, con actores muy sólidos en ambos lados.
Porque en esta película hay muchas caras nuevas, que enriquecen la historia. Desde Max Von Sydow a Lupita Nyong’o pasando por Andy Serkis o por un Domhnall Gleeson que destaca en cada una de las escenas en las que aparece.
Unos son malos, otros buenos, unos salen y otros solo prestan su voz, pero todos ellos contribuyen al gran espectáculo que es «The Force Awakens», en el que hay continuos guiños a los seguidores de Star Wars y escenas de persecución estelar que mezclan la estética cinematográfica y la de videojuegos.
Pero los efectos especiales no apabullan -algo que sí pasaba en la segunda trilogía, en los episodios I, II y III- porque es la historia de los personajes la que importa y porque se han utilizado muchos más escenarios naturales.
Desierto, lagos, montañas, bosques o cimas nevadas, «The Force Awakens» se impregna de humanidad a través de sus escenarios, pero sobre todo con las luchas internas de sus personajes. La Fuerza se ha despertado y lo ha hecho con mucha energía.
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