Gobierno promueve la permanencia en el mercado laboral de los ancianos
Una de cada cinco empresas niponas emplea a septuagenarios, según los datos publicados por el Gobierno de Japón que suponen la mayor cifra desde que empezó a elaborarse esta estadística y que se deben al envejecimiento demográfico del país.
El número de empresas japonesas que da trabajo a personas de 70 o más años de edad superó en 2015 el 20 por ciento, lo que muestra un crecimiento continuado desde 2009, el año en que el Ministerio de Sanidad, Bienestar y Empleo empezó a elaborar estas estadísticas, y cuando la cifra ascendía al 16 por ciento.
Además de las empresas que permiten a sus empleados permanecer en su puesto de trabajo al alcanzar los 70, un 8 por ciento de las compañías realiza nuevos contratos a trabajadores de esta edad, y un 3 por ciento no aplica con ninguna edad de jubilación obligatoria.
Los datos publicados por el Ministerio proceden de una encuesta realizada entre 150.000 empresas niponas de al menos 31 trabajadores.
El Gobierno nipón promueve la permanencia en el mercado laboral de las personas de edad avanzada, en el marco de su estrategia económica y para hacer frente a los problemas que suponen el acelerado envejecimiento demográfico del país asiático y la escasez de mano de obra.
El Ejecutivo «considera muy importante crear un ambiente que permita seguir trabajando a los trabajadores mayores que quieran hacerlo», manifestó el ministro portavoz, Yoshihide Suga, al referirse a la antes citada encuesta en rueda de prensa.
Actualmente, más un cuarto de la población nipona supera los 65 años, mientras que en 2014 el porcentaje de trabajadores del país en esa franja de edad se situaba en el 10,6 por ciento, según datos del Gobierno.
Estas estadísticas reflejan el envejecimiento demográfico en Japón, el país con mayor esperanza de vida del mundo -87 años, según los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS)- y donde se calcula que cerca del 40 por ciento de sus ciudadanos serán mayores de 65 años para el año 2060.
Esta evolución supone un desafío para la tercera economía mundial, y en particular para la sostenibilidad de sus servicios sanitarios y de su sistema de pensiones. EFE