Anciano pasó seis años en la cárcel por la mentira de una chica
Japón es un país modélico en muchos aspectos, pero también tiene unos policías, jueces y fiscales que a veces actúan con negligencia o mala fe (o ambas cosas) y pueden arruinar la vida de un hombre inocente.
En un artículo publicado en su sitio web, Asahi Shimbun narra el terrible caso de un anciano de 72 años que pasó seis años y dos meses en la cárcel tras ser detenido injustamente por la violación de una adolescente.
El hombre debe ser formalmente declarado inocente el viernes. Sin embargo, su lucha por la justicia tiene aún páginas por escribirse.
El anciano, residente de Osaka, exigirá una indemnización. Lo más importante para él, no obstante, no es el dinero. Busca respuestas. Quiere saber por qué la policía y los fiscales ignoraron evidencias a favor de su inocencia.
«Quiero que los policías, fiscales y jueces entiendan la magnitud del daño que juntos pueden hacerle a un ser humano inocente», le dice a Asahi.
El hombre demandará a los gobiernos de Japón y Osaka.
2008, COMIENZA LA PESADILLA
Su infierno comenzó en septiembre de 2008 cuando la policía de Osaka llegó a su casa y lo detuvo. En la estación de policía le dijeron que era sospechoso de violar a una menor.
«No podía creer lo que me decían», recuerda.
El anciano fue sometido por la policía a un duro interrogatorio en el que no faltaron las amenazas.
Para estos policías no existía la presunción de inocencia. “¡Tú lo hiciste!”, le gritaron.
Cuando el hombre fue interrogado por los fiscales, hizo hincapié en las incongruencias en el testimonio de la presunta víctima.
Sin embargo, la fiscal ignoró su reclamo y arremetió contra él: «Nunca te perdonaré».
En mayo de 2009, el Tribunal de Distrito de Osaka halló al hombre culpable y lo condenó a 12 años de prisión.
«Este comportamiento extremadamente monstruoso no es algo que uno esperaría de alguien de más de 60 años de edad”, dijo el tribunal.
El hombre apeló, pero fue rechazado por el Tribunal Superior de Osaka y después por la Corte Suprema de Japón.
La única persona que estuvo siempre a su lado fue su esposa, que lo visitaba una vez al mes en prisión.
Todo cambió en septiembre de 2014, cuando la falsa víctima le confesó al abogado del anciano que había mentido. La defensa solicitó un nuevo juicio.
En noviembre el hombre recuperó la libertad.
La Fiscalía de Osaka admitió que los registros médicos de la menor en el momento del presunto delito no evidenciaban signos de conducta sexual. ¿Por qué no lo hizo antes?
En el nuevo juicio que comenzó en agosto, la Fiscalía se disculpó con el hombre y solicitó al tribunal que lo declare inocente.
En su demanda el hombre pondrá énfasis en la negligencia de la policía. Por ejemplo, esta decidió ignorarlo cuando él declaró que padecía una enfermedad que afectaba su deseo sexual.
La Fiscalía también tiene una gran responsabilidad. Cuando el abogado defensor solicitó los registros médicos sobre la presunta violación, los fiscales negaron que existiera el informe, el mismo informe que después probó que no hubo violación y permitió que el anciano fuera liberado.
Y los jueces también son responsables. El Tribunal Superior de Osaka rechazó la solicitud de la defensa cuando pidió llamar a la menor y su madre como testigos con el fin de confirmar si la chica había visto a un médico después del presunto ataque.
La defensa sostiene que el Tribunal Superior de Osaka se limitó a ratificar el fallo del Tribunal de Distrito sin intentar llegar al fondo de la verdad.
El punto clave de la demanda será que la detención ilegal se podría haber evitado si se hubiera llevado a cabo una minuciosa investigación, en vez de dar por verdadero el testimonio de la falsa víctima sin verificar datos.
Sadato Goto, el abogado defensor, revela que buscarán que se conozca por qué no se hizo una investigación a fondo del caso con el propósito de que en el futuro se repitan detenciones ilegales como la que sufrió su cliente.
Lo mismo dice él: “Averiguar la causa de mi detención ilegal sería una manera de evitar que lo mismo le suceda a alguien más».
El calvario del hombre no culminó con su liberación. Al salir en libertad, intentó retornar a la compañía de equipos electrónicos donde había trabajado durante 25 años. Lo rechazaron. Sus vecinos lo tratan con frialdad.
Aunque sea formalmente declarado inocente, el hombre siente que su honor no será completamente restaurado. Y nada podrá, ni siquiera ganar la demanda, compensar la terrible experiencia que sufrió. (International Press)
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