Gobierno de Cristina Fernández está en el ojo del huracán
Mar Centenera / EFE
La investigación sobre la muerte del fiscal argentino Alberto Nisman, hallado sin vida días después de denunciar por presunto encubrimiento terrorista a la presidenta Cristina Fernández, ha puesto en el ojo del huracán al Gobierno, que recibió hoy críticas desde numerosos frentes.
Uno de los principales blancos de las acusaciones es el secretario de Seguridad, Sergio Berni, quien accedió al apartamento de Nisman el día de su muerte antes que la fiscal de guardia, una actuación por la que la oposición ha exigido su comparecencia ante el Congreso.
Además, Berni declaró a los medios que «no sabía» si el fiscal especial de la causa AMIA estaba muerto mientras permaneció en el salón de la vivienda junto a la madre de Nisman, que fue la primera en entrar.
Berni, coronel del Ejército que se formó como médico cirujano, agregó que solo tuvo la certeza de su fallecimiento una vez entró la fiscal y comprobó que el cuerpo, que se encontraba en el baño y bloqueaba la apertura de la puerta del mismo, no tenía pulso.
También declaró sobre la polémica generada en torno a un comunicado del Ministerio de Salud porteño que aseguró que dos ambulancias del servicio de emergencias (SAME) acudieron en ocasiones diferentes de la noche del domingo al apartamento del fiscal pero la Policía no les permitió acceder a la casa.
«La gente del SAME preguntó a la fiscal si se tenía que quedar y le dijeron que se vaya», apuntó Berni en una entrevista radial, en la que arrojó más dudas al afirmar que la primera de las ambulancias pertenecía a la privada Swiss Medical, a quien la madre llamó «cuando vieron el cuerpo» antes de que él llegara.
La rapidez del Gobierno argentino por apuntar hacia un suicidio, aunque con la sospecha de que podría haber sido inducido, se le ha vuelto en contra tras la aparición de pruebas no concluyentes, como el barrido electrónico que descartó la presencia de pólvora en las manos del fiscal y la nota con tareas para el día siguiente supuestamente destinada a una empleada doméstica.
El tercer acceso al apartamento de Nisman descubierto hoy por los investigadores y la declaración del cerrajero de que la puerta de servicio no estaba cerrada con llave añadieron hoy confusión a las circunstancias de la muerte del fiscal, después de que la autopsia del cadáver arrojara que «no hubo participación de terceras personas».
Una encuesta difundida hoy reflejó que el 70 % de los argentinos cree que el fiscal fue asesinado y, de estos, más de la mitad cree que el Ejecutivo está detrás del crimen.
Una de las pocas certezas hasta el momento es que el arma que mató a Nisman fue la encontrada bajo su cadáver, una pistola de calibre 22 que le prestó uno de sus colaboradores un día antes de su muerte.
Ante la magnitud del caso, la presidenta autorizó la desclasificación de todo el material de inteligencia solicitado por Nisman tras la presentación judicial que realizó la semana pasada.
En la denuncia, el fiscal acusó a varios espías argentinos de mediar entre Buenos Aires y Teherán en la negociación de un «plan criminal» para garantizar la impunidad de los sospechosos de perpetrar el atentado contra la mutual judía AMIA, que causó 85 muertos en 1994, pero el secretario de Inteligencia, Oscar Parrilli, negó cualquier relación de los agentes con el Gobierno.
Los principales candidatos presidenciales opositores, Mauricio Macri y Sergio Massa, han criticado el funcionamiento de los servicios de inteligencia y han pedido que el deceso de Nisman, que ha conmocionado a la sociedad argentina, sirva como punto de inflexión para poner fin a actuaciones delictivas.
Ambos han criticado también que la mandataria argentina haya limitado su reacción sobre la muerte a dos mensajes a través de las redes sociales en los que defendió la gestión del kirchnerismo para el esclarecimiento del atentado y lanzó interrogantes sobre el fallecimiento del fiscal.