Tecnología a veces juega en contra
No hay espacio de mayor intimidad que un baño. No existe nada más vergonzoso que ser vulnerable a la mirada ajena cuando uno está ahí, haciendo lo que manda el cuerpo.
En Japón hay un tipo de baño que proporciona privacidad a quien lo ocupa. Cuando alguien entra en él para usarlo, la ventana se opaca, impidiendo ver lo que ocurre dentro.
El baño funciona mediante un sensor. Cuando alguien entra, detecta su presencia y nubla la ventana. Cuando sale, toma nota de su ausencia y la vuelve a aclarar.
Sin embargo, la tecnología a veces nos juega en contra. En la ciudad de Oita, un baño público de estas características puede exponer a su ocupante a ser visto por los transeúntes.
¿Cuál es el problema? Que si el sensor no registra movimiento en el baño durante 35 segundos, asume que está vacío, transparenta la ventana y adiós privacidad, según Oita Press.
Así las cosas, quizá mientras la tecnología se perfecciona, lo mejor sea usar los baños “a la antigua”. (ipcdigital)
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